Joaquín Echeverría | Padre del joven asesinado en un atentado yihadista en Londres en 2017

«Queremos que la muerte de Ignacio sea útil, debemos difundir sus valores»

–¿Por qué ha decidido que la imagen y los valores de Ignacio sean conocidos por toda España?

–Fue algo progresivo. Cuando vi el cadáver de Ignacio vi en él un gesto sereno, me quedé tranquilo. No murió desesperado. Al verlo sereno supe que había muerto en paz. Al principio, era mi mujer la que iba a los homenajes, pero llegó un momento en el que pensé que era bueno que se hablara de mi hijo. A partir de ahí, creo que era nuestra obligación difundir sus valores. Hacer que su muerte, aunque sea mínimamente, merezca la pena.

–Y por ello está recorriendo España. ¿Cuáles son los valores que transmite a quien acude a sus conferencias?

–A Ignacio se le conoce por un acto de generosidad. En el atentado intentó ayudar a las personas que estaban siendo apuñaladas. Lo mataron por tratar de ayudar. A lo largo de su vida tuvo muchas actitudes de este tipo. Tenía un gran tesón, tenía muchas ganas de hacer muy bien las cosas. Ignacio siempre se preocupó de los demás. Fíjese, en el tanatorio nos enteramos que ayudó a un joven a participar e involucrarse en la sociedad. Estuvo muchas tardes con él.

–¿Qué le supone a usted y a su familia mantener vivo el recuerdo de Ignacio?

–Participar en estos actos es una exigencia, pero nos prestamos a ella porque queremos que la muerte de Ignacio sea útil. Mi mayor empeño pasa por tratar de decirle a la gente que merece la pena ser buena persona.

–Por otro lado, ha creado una asociación religiosa que busca la canonización de Ignacio. ¿De dónde surge esta idea?

–Mi hijo era una persona profundamente religiosa, sus prácticas religiosas eran diferentes al del resto de la familia. Ignacio está en el cielo, estoy convencido. Reconocerlo en la Tierra no le cambiará su estatus en el cielo, pero su canonización busca un bien para la sociedad. Sería poner en valor a las personas buenas y generosas. Después de su muerte yo he vuelto a ser un católico practicante.

–¿En qué punto se encuentra esta propuesta?

–Desde luego no depende de mí, depende de Dios. Yo no tengo la llave del cielo. La asociación ha sido admitida por el arzobispado de Madrid, y en el Ministerio del Interior ya ha sido registrada. A partir de ahí, nuestro postulador está trabajando en ello.

–¿Es cierto que hay personas que le rezan?

–En alguna ocasión se nos han acercado personas para decirnoslo, sí.