«Los oricios están caros, pero exquisitos»

El oriciu está caro. Muy caro. Tanto que en las pescaderías la unidad supera con creces el euro y en las sidrerías la pieza cuesta dos. Al punto de que ya se venden por unidades. «Yo he llegado a tenerlo a 22 euros el kilo, pero hace un par de años», recuerda Carmen Rodríguez, de la Pescadería Semar. La previsión, aseguran los expertos, es que baje en los próximos días, pero la realidad es que este manjar de gran arraigo gijonés se ha vuelto cada vez más esquivo a los bolsillos de su extensa corte de aficionados. El kilo de estos equinodermos estaba ayer entre los 15 y 18 euros. Mismo precio que un besugo pequeño, un kilo de gambas de Huelva, un calamar de potera e incluso el mismo precio de una lubina salvaje.

Preguntar por el oriciu en Gijón lleva inequívocamente a recordar aquellas escenas costumbristas de su venta por paladas en un camión situado frente a la (entonces) Pescadería Municipal. Grandes colas, con bolsa en mano, para pagar a 25 pesetas la palada al filo de los años setenta. Las comparaciones de precios son odiosas. «Aquello era tremendo, nos poníamos moraos. También es verdad que con el paso de los años las palas cada vez eran más pequeñas», recordaban ayer algunos clientes en el Mercado del Sur.

«Antes solo se comía en Gijón. Éramos los más listos. Ahora se come en muchos sitios por eso está el precio tan alto. Pero también es verdad que desde hace lo menos diez años que el oricio ha dejado de ser un alimento barato», reflexiona Pedro desde el mostrador de Los Playos, en el Mercado del Sur. «En los próximos días podría bajar hasta un euro el kilo», barrunta Carmen Rodríguez, de Semar, quien asegura que «al igual que están caros, también es verdad que están exquisitos. Hace mucho frío y ahora es el mejor momento para comerlos». Lo confirma Víctor Suárez, de Josmar, «cuanto más frío, mejor». Suárez llega incluso a abrir un ejemplar para mostrar su «exquisito» interior.

Los altos precios de los oricios en las pescaderías, se traducen, claro, a las sidrerías. A 24 euros la docena en Casa Ataúlfo y a 20 euros el kilo en Casa Zarracina. «Están muy caros aunque siguen teniendo mucho tirón. Pero están muy caros, insisto. Y ahora están buenos, pero no siempre pasa. El tamaño no importa, lo importante es que estén llenos» declara Ataúlfo Blanco, quien achaca también su alto precio a que «está de moda». «El oriciu es como el cachopo, un alimento nuestro de toda la vida que ahora se come en Madrid. Los turistas lo piden hasta en verano», comenta entre risas.

En Zarracina, escépticos con una posible bajada de precios, han optado incluso por venderlos por unidades para hacerlos más asequibles. «Realmente da igual el precio porque siempre se venden. Están saliendo muy buenos», destaca Segundo Riesgo.

En todos los casos, se trata de oricios gallegos, pues en la costa asturiana están vedados desde 2016. El Principado la prorrogó en 2020 porque las poblaciones no habían crecido. Y así sigue, pese a la revalorización.

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