El inspector Manuel Martínez Gómez, jefe del grupo de Estupefacientes, charla, de pie, con un compañero en la Comisaría de Gijón. J. C. ROMÁN

Así operan las mafias chinas desde Gijón

El grupo de Estupefacientes ha desmantelado seis naves de producción de marihuana. Una de ellas, la más grande de España

Olaya Suárez

Gijón

Domingo, 12 de noviembre 2023, 01:05

Forman grupos completamente herméticos en los que acceder es casi imposible. La mayoría ni siquiera habla castellano y muchos de ellos ni siquiera ubica Asturias en el mapa. Se dedican a producir, producir y producir. Han trasladado su cultura a Occidente y convertido su ... oficio, en este caso ilegal, en una forma de vida. La mafia china ha intentado hacer de Gijón su centro de operaciones de producción a gran escala de marihuana para su distribución por el resto de Europa. Pero el negocio no ha salido como esperaban.

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El jefe del grupo de Estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Gijón, Manuel Martínez Gómez, un inspector con tres décadas de trabajo a sus espaldas, curtido en las zonas más calientes del narcotráfico, como Algeciras o Galicia, y también en el GRECO (Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado) y en la Unidad de Agentes Encubiertos, está desde 2020 al frente del grupo gijonés de investigadores que este año ha desmantelado una decena de naves en las que los grupos criminales asiáticos habían montado las macroplantaciones de marihuana. Cada instalación tiene una inversión aproximada de medio millón de euros y una producción que puede alcanzar los 150 de kilos de cogollos a la semana.

«Eligen zonas para asentarse en las que creen que van a pasar inadvertidos, poblaciones no muy grandes donde no haya otros grupos asentados con los que vayan a entrar en conflicto y donde creen que la Policía no va a estar encima de ellos», explica el inspector. Pero con Gijón, a la vista de las tres operaciones materializadas en tan solo ocho meses, la mafia china se equivocó. «El objetivo es que no se asienten aquí, que sepan que si montan una plantación en Gijón los vamos a coger y la vamos a desmantelar; a nivel operativo no les resulta rentable arriesgarse porque la inversión de cada nave es altísima», apunta. Para ello, los agentes del 'grupo de Estupas' dedican cientos de hora a seguirlos de cerca.

El mismo modelo

Se trata de instalaciones al más alto nivel, con avanzados equipos de ventilación e iluminación, preparados en unas cinco fases para que todas las semanas se pueda recolectar 'maría' que mandar al extranjero, principalmente a centro Europa y Reino Unido, donde el precio es tres veces superior al del mercado español. «Funcionan como multinacionales, son grupos que operan a nivel global, como una cadena de montaje que no se para nunca, unos producen, otros envían, otros recepcionan. La máquina funciona de continuo y si se desmantela una nave, se ven en un problema porque dejan de cumplir con los compradores...», resume el inspector Martínez, que tiene a su cargo a once policías.

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Todas las instalaciones intervenidas mantienen el mismo modelo de producción y también cuentan con los mismos medios a nivel humano: los denominados 'jardineros', ciudadanos asiáticos que viven en estado de semiexclavitud dentro de las naves, donde les son habilitados camastros y un cuarto con plato de ducha y baño. «Llegan semiengañados, saben que van a trabajar como jardineros pero no saben las condiciones. Tienen llave para salir, pero no saben ni en qué ciudad están ni en qué polígono, lo único que hacen es trabajar, trabajar y trabajar», señala el jefe del grupo de Estupefacientes.

Entre las últimas investigaciones que han materializado están las tres fases de la 'operación Cathay' de las mafias chinas, pero también el decomiso de 200 de cocaína que le fue localizada a un polizón colombiano en un barco que atracó en El Musel, además del desmantelamiento de numerosos puntos de venta de hachís regentados en su mayoría por ciudadanos del Norte de África.

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«Las formas de trabajar con los distintas bandas que se dedican al tráfico de droga en la ciudad son distintas, cada una tiene particularidades y van asociados a sus rasgos culturales, por ejemplo en el caso de las bandas colombianas hay fiesta y parte lúdica, algo que no se ve jamás entre los ciudadanos chinos que se dedican al tráfico de marihuana», dice. Sobre estos últimos, especifica que «son grupos completamente cerrados en los que es muy complicado entrar, no se relaciones con prácticamente nadie que no sea de su comunidad, incluso toda la gente que les monta los invernaderos es asiática, no los ves prácticamente nunca haciendo vida fuera de casa o de su trabajo o las naves en las que operan, tampoco hay confidentes... En ese sentido con investigaciones complicadas».

Pillar la droga

«Una de las dificultades de las investigaciones de estupefacientes es que tienes que intervenir en el momento justo en el que esté la droga, si no la investigación queda muy reducida. No es como en los casos por ejemplo de homicidios que con otras evidencias se puede demostrar la autoría, en nuestro caso pillarlos in fraganti es muy importante», explica el inspector, que, con los ojos puestos en la mafia china no pierde de vista El Musel «para atajar cualquier tipo de ruta que se pueda poner en marcha para cargamentos procedentes de Sudamérica». «Operan siempre de forma muy parecida, intentando sobornar a personal en los puertos de salida y también en el de entrada, aquí, por el momento hemos tenido algún conato pero no consideramos que por ahora sea un problema». En el caso del polizón con 200 kilos de cocaína en un barco procedente de Colombia, apunta a que «conociendo cómo funcionan, pudo haber sido una prueba para ver si era una vía segura y luego enviar un cargamento más grande». «Gijón es una ciudad tranquila, pero no se puede bajar la guardia precisamente para que sigua siendo así», concluye el inspector.

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