Crisis en Vox
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Óliver Suárez, a Foro y PP: «Si lo tienen claro, no hay incertidumbre. La estabilidad está garantizada»La operación que comenzó a gestarse el sábado cuando el ya exconcejal de Vox, Óliver Suárez, leyó un comunicado desautorizando a la portavoz municipal Sara Álvarez Rouco, se culminó ayer. Incluso habría que dar la razón a algunos concejales de la oposición cuando advirtieron ... el mismo miércoles que Vox fue expulsado del gobierno que lo sucedido ayer estaba predestinado a suceder. Lo único que falló en la hoja de ruta es que la desobediencia del sábado supusiera su expulsión, pero eso no llegó a materializarse.
Cuando desde el presente se echa la vista hacia atrás, las pistas estaban ahí. La última ayer mismo, unos minutos antes de que arrancase el pleno. Hubo cierta incertidumbre sobre dónde sentarse, tanto Sara Álvarez Rouco y Óliver Suárez, ahora que ya no son tripartito. Ni se hablan. No hizo falta. Como todo el mandato, uno delante de otro. No cruzaron palabra, hasta tal punto que mientras se desarrollaba el pleno Suárez comunicó a su partido vía correo electrónico su baja de Vox y del grupo municipal, y remitía un comunicado a los medios de comunicación con las explicaciones oportunas. En el receso, cuando ya había saltado todo por los aires, no hubo declaraciones. En el documento subraya que «soy desleal porque apelé al diálogo para reconducir un acuerdo de gobierno y frenar el regreso de las izquierdas», y deja claro que «no voy a permanecer en un partido que me considera desleal por apelar al diálogo». Él mismo confirma que seguirá en el Ayuntamiento. Lo hará en el grupo de los concejales no adscritos, solicitud que ya ha cursado.
Sara Álvarez Rouco dijo que no le informó de nada, que no habla con Óliver Suárez desde hace una semana, no prepararon el pleno -y sus votaciones- conjuntamente y le conminó a entregar el acta de concejal. «Se presentó por un partido y debería de devolver el acta», indicó.
La tensa calma de los últimos días en Vox apuntaba a que la formación esperaba su dimisión, y Suárez su expulsión. «Ellos no quieren echarme, quieren que me vaya yo, pues me voy. Me voy como se han ido tantos, como han purgado a tantos, en el contexto de un partido que ha cambiado profundamente». Y si quedase duda alguna, a mayores, confirmaba la intención de apoyar al gobierno. «Si las partes tienen claro lo que quieren no hay ninguna incertidumbre de cara a la gobernabilidad; al contrario, la estabilidad estará garantizada, yo superaré esta pesadilla y todos trabajaremos por Gijón», apuntó Suárez en su comunicado.
Resuelto todo hasta aquí, quedaba por ver si Foro le abriría sus brazos. Y parece que sí. La alcaldesa Carmen Moriyón no solo confirmó lo avanzado ayer por EL COMERCIO de que nunca le había retirado las competencias de presidencia de Divertia a Óliver Suárez, sino que le reconfirmó en el puesto. «No veo ningún impedimento legal ni ético para que siga al frente».
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Y entonces, con esto se entra en el otro debate que ya se ha ido deslizando las últimas horas. ¿Hay transfuguismo? Las respuestas -como las alegrías- van por barrios. En esta caso por partidos. La alcaldesa cree que no se puede usar ese término para quien «se desmarca de un daño irreparable a Gijón», en referencia al Festival de Cine.
¿Y qué dice el pacto antitransfugista firmado por Foro en 2011? Este pacto especifica que «a los efectos del presente acuerdo, se entiende por tránsfugas a los y las representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al sujeto político (partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores) que los y las presentó a las correspondientes elecciones, hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes».
Lo que no parece que vaya a suceder es lo que viene reflejado en el artículo 73.3 de la Ley de Bases de Régimen Local cuando dice que «los derechos económicos y políticos de los miembros no adscritos no podrán ser superiores a los que les hubiesen correspondido de permanecer en el grupo de procedencia». Óliver Suárez no tenía una dedicación exclusiva sino una liberación del 80%.
La alcaldesa Carmen Moriyón se limitó a mantenerle de donde nunca le cesó, de Divertia, pero descartó que vaya a formar parte de la junta de gobierno, el núcleo decisorio. Pero no es menos cierto que supondrá el voto que le dará la mayoría absoluta al bipartito durante el mandato. Sacar los presupuestos es prioritario para la coalición. La salida de Suárez de Vox y su siguiente acercamiento al equipo de gobierno asegura las cuentas del mandato.
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