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I. VILLAR
GIJÓN.
Sábado, 16 de septiembre 2017, 01:34
El gobierno municipal estimó ayer en «dos semanas» el plazo para finalizar los trabajos de reforma del circuito del 'Kilometrín', que deberían haber concluido a finales de julio. En respuesta a una pregunta de Ciudadanos en la comisión de Urbanismo, Infraestructuras y Vivienda, el concejal ... Manuel Arrieta aseguró que «la obra está ejecutada al completo, salvo la capa final y la colocación de las luminarias». La responsable de esta actuación es la UTE Infraestruturas Gijón, actual adjudicataria del contrato de mantenimiento viario.
Arrieta señaló que a la hora de intervenir en esta popular instalación deportiva se fijó como objetivo «mejorar el firme», buscando para ello «una solución versátil que conjuntase la absorción del impacto con una mínima inalterabilidad». En el proyecto de las obras se indicaba que sería necesario «realizar diferentes combinaciones de los firmes para evaluar su comportamiento con el paso del tiempo, así como la adaptabilidad de los usuarios». Esto incluía «pruebas 'in situ' del pavimento para las diferentes modalidades de carrera». En este sentido, se contactó con atletas, entrenadores y «especialistas cualificados del mundo del atletismo» y se visitaron otras instalaciones existentes. «Como consecuencia de esos contactos se decidió de común acuerdo realizar unas pruebas con una base de malla de fibra, para el efecto amortiguante, y en la capa superior un firme de una mezcla de tierras estabilizadas con enzimas, una técnica novedosa que permitirá un suelo amable pero con mayor resistencia al desgaste y a la erosión». Aprovechando que la obra se realizaba en dos fases, ocupando en cada una de ellas solo la mitad del circuito para así mantenerlo en uso, los «usuarios cualificados» pudieron probar en la parte que permanecía abierta el nuevo firme, al que dieron su visto bueno.
Dado que para aprobar de forma definitiva esta solución aún fue necesario observar su evolución en el tiempo y con distintas condiciones meteorológicas, se produjo «un retraso en la toma de decisiones» que llevó a aprobar una prórroga de 45 días en el plazo de ejecución.
Manuel Arrieta destacó, por otra parte, la necesidad de «realizar la obra con meticulosidad y cuidado» para evitar daños en un arbolado que constituye «la primera línea de defensa de los vientos marinos» para Isabel la Católica. Si no existiese esta zona verde, «parte de los árboles del parque se caerían». Por eso se evitaron excavaciones que pudieran destruir las raíces y se optó por elevar ligeramente el terreno para aumentar su permeabilidad y evitar así la «asfixia radicular».
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