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LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Martes, 21 de marzo 2023, 02:42
Desconocimiento, incomprensión y críticas eran patentes ayer entre los vecinos del barrio de La Calzada en el inicio de las obras de la futura ecomanzana. Se trata de la primera de las cuatro fases en las que se ejecutará un proyecto global de 2,2 ... millones de euros de inversión -fondos europeos del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia- y año y medio de plazo de ejecución que supondrá la remodelación de trece calles situadas en un polígono delimitado por la avenida de la Argentina, Príncipe de Asturias, Los Andes y la avenida de las Industrias. El modelo general para todo este entramado de calles será el de plataforma única, con limitación de velocidades y prioridad peatonal, con más zonas de paseo, zonas estanciales y zonas verdes.
En la confluencia de Los Andes y la avenida de las Industrias se concentró buena parte de la actividad a primera hora de la mañana de ayer. Operarios del área de Conservación de Tráfico sustituían la señalización vertical mientras los de Emulsa hacían lo propio con la horizontal y los agentes de la policía local se encargaban de indicar a los conductores que transitaban por las Industrias tanto en sentido ascendente como descendente que ya no era posible hacer el giro hacia Los Andes en dirección al pabellón de Mata Jove. Los trabajos en el tramo de la calle Los Andes entre Simón Bolívar y las Industrias, que ahora será de sentido único en dirección al centro de Gijón, se centraron en eliminar uno de los dos carriles de circulación existentes para ganar allí un total de 26 plazas de aparcamiento.
En ese tramo, en el que se podrá aparcar en línea, se reservarán 25 metros para la parada del autobús y otros 20 para una zona de carga y descarga, además de los cinco metros que se dejarán libres para los vados de los garajes particulares de la zona.
En las inmediaciones del IES Padre Feijoo, al pie del carril bici que discurre junto a la acera, dos vecinos del barrio, José Antonio Sierra y César Martínez, observaban los trabajos mientras compartían impresiones. «Esto del carril bici no tiene sentido ninguno. Yo tengo bicicleta y quiero que la gente ande en bici pero no por aquí. Habrá que mirar en qué calles se puede y no se puede hacer», comentaba Sierra, molesto por la pérdida de aparcamientos. También lo estaba César Martínez: «Aparcar en La Calzada ya era difícil y ahora va a ser imposible porque no hay dónde. Yo esto no lo entiendo».
Aguardando por el autobús en la marquesina de Emtusa, Mari Carmen Cienfuegos era tajante: «A mí, esto no me gusta. Lo veo muy mal», explicaba en referencia tanto al carril bici de la calle Los Andes como a las obras de la ecomanzana. «Yo, gracias a que tengo garaje, pero conozco a mucha gente que venía aquí a aparcar, porque aquí en La Calzada hay muchos pisos que no tienen garaje. Y si ya les costaba trabajo antes, cuanto más ahora».
Según las cifras manejadas por la concejalía de Movilidad y Medio Ambiente, son 230 plazas las plazas que se suprimen en el ámbito de la ecomanzana y 52 las eliminadas por el carril bici. Para contrarrestar esa pérdida de aparcamientos, la previsión es crear 197 nuevas plazas repartidas en Los Andes, Simón Bolívar, Amado Morán, Paraguay, camino del Canónigo y el aparcamiento del futuro pabellón Gijón Oeste.
Respecto a los cambios de tráfico que implican las obras de la ecomanzana, otro vecino del barrio, Ángel Luis Fornos, señalaba lo que él considera «un sin sentido». «Una ambulancia que baje por las Industrias y vaya hacia el centro de salud ya no va a poder girar por Los Andes. Tendría que bajar a la avenida de la Argentina, de ahí ir a Fátima, con el jaleo de tráfico que suele haber en esa zona, y de Fátima tirar para arriba. Da tiempo a morirse». Y anotaba otra cuestión: «Que llamen a esto ecomanzana cuando voy a tener que andar dos kilómetros más para guardar el coche es una vergüenza».
Una idea de cuál será el resultado de la ecomanzana de La Calzada, una vez finalicen los trabajos de reforma del barrio, es la que ya ofrece la calle Costa Rica, con la plataforma única ya existente junto a la zona verde situada en su confluencia con las calles Bolivia y Colombia. Precisamente en el banco de obra de ese pequeño oasis verde que se logró gracias al derribo de tres edificios que llevaban años en ruinas podía verse ayer una pintada más que explícita: 'Ecomanzana no'. El presidente de la asociación de vecinos Alfonso Camín, Carlos Arias, reconocía ayer que «la gente está crispada» por cómo se han venido gestionando todas estas actuaciones y la «falta de información directa a las personas afectadas» por parte del Ayuntamiento. «Lo importante sería informar de todos los cambios que va a haber», considera Arias. El presidente vecinal, no obstante, reconoce que las obras de la ecomanzana que se desarrollarán en la zona son «una inversión para el barrio. Esperemos que queden lo mejor posible y que causen las mínimas molestias a los vecinos».
En ese contexto, ya se ha colocado la pertinente señalización que informa de que, a partir del miércoles y hasta al menos el 15 de abril no se podrá estacionar en el tramo de la calle Cuba comprendido entre las calles Colombia y Bolivia ni en el tramo de la calle Bolivia comprendido entre Costa Rica y Cuba.
Mientras tanto, el carril bici de la calle Los Andes estrenado la semana pasada sigue siendo motivo de polémica. Mari Luz Martínez acudió ayer a la farmacia que lleva días recogiendo firmas (ya tiene 1.001 apoyos) en contra del trazado elegido para estampar la suya. «Llegué de viaje ayer y hoy vine directamente. No digo que un carril bici no esté bien, pero el que hace estas obras tendría que patear Gijón para hacerlas con cabeza», opinó.
Arturo Luis, vecino de La Arena, era uno de los pocos ciclistas que ayer por la mañana transitaba por el carril. «¿Mi opinión? Me parece una chambonada. Se mete por el medio de zona de urbanización y levanta muchas plazas de aparcamiento. No es un trazado para ciclistas».
En la ferretería Garsan, Javier García afirma que «a nosotros el carril bici de Los Andes nos hundió en la miseria» por la imposibilidad de que proveedores y clientes puedan aparcar en las proximidades para cargar o descargar mercancía.
María López, de la cafetería Date un capricho, constata que «desde que está el carril hay mucho menos tráfico», aunque ella no ha perdido clientela por ese motivo. María apoya la existencia de un carril bici, pero reconoce que «estaba mejor la idea inicial de que pasara por el parque». Y hace una petición: «Que vuelvan a poner los contenedores».
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