El Niño de Elche - Cantante

«En el norte hay menos prejuicios con el flamenco»

–Es su decimoséptimo disco, ¿después de publicar tantos trabajos se sigue poniendo nervioso el día en que sale a la luz?

–Mi relación con las salidas discográficas ya es más relajada porque estoy un poco experimentado. También es verdad que mi perfil no tiene que ver con esta idea mediática de lo que supone sacar un disco y tener las expectativas comerciales muy altas. Mis trabajos van construyendo entre todos un relato y, aunque hay un nerviosismo –relacionado con la ilusión–, tengo un cierto sosiego porque mis discos necesitan tiempo para ser escuchados. No están hechos de canciones al uso.

–¿Qué supone este nuevo trabajo para usted a nivel personal y a nivel artístico?

–Es un peldaño más o un desplazamiento más. Pertenece a ese anhelo que tenía yo de meterle voz y mano a este tipo de repertorio del cantaor Manuel Torre, un cantaor que me ha acompañado muchísimo. En los últimos años he tenido la intuición de que este repertorio me podía llevar a territorios no explorados y eso es algo que celebrar. También es verdad que, en estos años, he ido profundizando en diferentes cuestiones relacionadas con el flamenco, así que este disco forma una especie de tríptico con los anteriores, en el que he querido experimentar con algunas cosas que el flamenco me proporcionaba.

–Lo presenta hoy en el Museo Casa Natal de Jovellanos de Gijón, ¿qué le parece hacer la puesta de largo, la presentación, en este lugar tan especial y tan bonito?

–Es una presentación 'show case', es decir, una reducción sobre todo en lo escénico. Vamos a centrarnos en el repertorio, más que en lo escénico porque el lugar es el que es y no nos permite hacer, por ejemplo, juegos de luces. Yo iré vestido como voy normalmente en las propuestas teatrales, pero el espacio nos condiciona en algunas cuestiones. Va a ser una presentación muy musical en la que se van a poder percibir las intenciones que yo tenía con el disco.

–El álbum se titula 'Cante a lo gitano', ¿esos cantes se entienden igual de bien en el norte que en el sur, donde hay mucha más tradición con respecto al flamenco?

–Mi experiencia me dice que sí e incluso que a veces se entienden mejor en el norte porque hay menos prejuicios. Eso que yo llamo prejuicios, hay quien lo considera desconocimiento, pero no creo que sea así, yo creo que tiene que ver más con una escucha desprejuiciada.

–Usted comentó en alguna ocasión reciente que ya los puristas del flamenco no le dicen nada sobre sus trabajos, ¿será que lo dan ya por perdido?

–(Risas) Algo así está sucediendo por suerte. Es verdad que ahora no dicen nada y, si lo dicen, cada vez tienen menos eco. Es poco relevante su opinión.

–En sus inicios, ¿los puristas le dieron mucho la lata?

–Sí. Pero reconozco que yo se la di más a ellos que ellos a mí. Ellos piensan ahora que, haciendo este tipo de trabajos, renacen mis ganas de darles la lata, pero no pienso ya en ellos nada, no soy tan empático.

–En el disco está acompañado por la guitarra de Yerai Cortés, ¿él redondea el álbum, es una pieza fundamental del repertorio?

–Sin duda alguna. Es el compañero que entendió perfectamente lo que yo intuía y lo ha mejorado. Sin su figura y su forma de entender la guitarra clásica, su austeridad y su sonido, hubiésemos tenido este disco, pero de otra forma. Desde el principio, entendí que Yerai, no solo era la persona que podía acompañarme, sino quien también podía ampliar todo lo que yo anhelaba.

–También están Rocío Márquez, Ylia, Perrate y Eric Jiménez. ¿Qué aportan ellos?

–Rocío Márquez y Perrate, a nivel de voces y de filosofías cantaoras, para mí ocupan todo el espectro de lo que podemos entender por cante a lo gitano. El flamenco como un sinónimo de gitano y lo gitano como un sinónimo de flamenco. Rocío Márquez tiene una voz timbrada, lírica, enigmática y frágil, Tomás de Perrate podría ser el antagonista con una voz gorda, cansada, gruesa, poco académica... Para mí ellos ocupan todo ese espectro de lo que yo entiendo que es cantar a lo gitano. Eric Jiménez (Los Planetas) es el batería más punk que tenemos en España, en el sentido del pop-rock, y le daba esa austeridad que siempre he estado buscando al disco. Luego está Andrés Rodríguez con la gaita que ya trabajó conmigo en otro proyecto, 'La exclusión', y ahora, lógicamente me sirve para dar una pátina folk al disco, desmitificando la idea de folk constantemente. Y Susana Hernández (Ylia) igual, llevando la petenera a un territorio de trance.

–Sorprende mucho de este disco la 'Farruca Asturgalaica', que suena a canción tradicional asturiana. ¿Qué hay detrás de este tema?

–Ahí juego con las ideas románticas, la letra habla de un farruco en Galicia. Cojo la idea romántica y la intento llevar a una realidad pragmática, la canto con una gaita galaicoasturiana. Muchas veces cojo las ideas románticas, no por verdaderas, sino por delirantes, porque me ayudan a trasladarme a un territorio experimental y curioso.

–Por delante tiene ahora una gira, ¿cómo la afronta?

–Diría más bien conciertos que gira porque cada semana hago muchas cosas diferentes porque estoy metido en muchos follones (¡benditos follones!), entonces no hago gira como tal. Pero habrá muchos conciertos de este disco, unos diez programados e irán saliendo más. Esperemos.