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LAURA FONSECA
GIJÓN.
Viernes, 10 de mayo 2019, 02:17
Un niño de diez años estuvo a punto de morir ahogado tras atragantarse con una palomita el pasado miércoles en los cines de La Calzada. La inmediata intervención de su madre, que lo sacó urgentemente de la sala de proyección y le practicó «como pudo» la maniobra de Heimlich, le salvó la vida. Los hechos ocurrieron al inicio de la sesión de las seis y media de la tarde. El pequeño y su madre se preparaban para disfrutar de la película 'Los Vengadores', algo por lo que el niño esperaba «desde hacía días». Pero todo se truncó en unos pocos segundos. El chaval, ya sentado en su butaca y con un bol de palomitas, comenzó a toser de manera insistente y se llevó las manos a la altura de la garganta, intentando alertar de que «no podía respirar».
Sin luz en la sala (la película había empezado), la madre no sabía muy bien lo que estaba pasando, así que lo sacó fuera. Allí fue donde se dio cuenta de que «su hijo se estaba ahogando», cuentan testigos de los hechos. La mujer le practicó la maniobra de Heimlich, recomendada para este tipo de situaciones de atragantamiento. Alguna vez «la había visto en vídeos por internet». Así que cogió al niño, lo abrazó por detrás, cerró su puño y comenzó a presionar con la otra mano a la altura de la barriga hacia arriba. Tras unos segundos que parecieron eternos, el niño tosió fuerte y comenzó a respirar. «No fue una maniobra del todo correcta, pero lo suficiente para desatragantar al pequeño», señalaron fuentes cercanas al caso.
Hasta los cines de La Calzada se desplazaron cuatro dotaciones de policía, además de la UVI móvil del SAMU, que comprobó que el niño, pese a la situación de riesgo que había vivido, se encontraba estabilizado, «hablaba y respiraba más o menos bien». Fue trasladado de todas formas al Hospital de Cabueñes, donde quedó ingresado.
Según pudo saber EL COMERCIO, el menor se encuentra bien, «aunque algo nervioso, al igual que su madre, por lo que pasó». Diversas fuentes consultadas no dudan que «ha vuelto a nacer» e insisten en la importancia de que «todos sepamos hacer este tipo de maniobras, porque en el cine había más de cien personas y no había nadie que supiera qué hacer ante un atragantamiento. Si no es por la madre, que había visto ese vídeo por internet, estaríamos hablando de una tragedia», indican. Mientras ella se recupera del susto, el pequeño se lamenta por no haber podido ver 'Los Vengadores'. En su casa ya le han prometido que volverán al cine, «pero no habrá palomitas».
Lo ocurrido el pasado miércoles en los Yelmo fue presenciado por muchas de las personas que en ese momento estaban esperando entrar en algunas de las salas del cine. «Sucedió todo muy rápido. En un minuto, se llenó todo de personal sanitario y de policías». Algunos de los niños que estaban en el cine y que fueron testigos directos de lo ocurrido se pusieron muy nerviosos. Sus padres se afanaban por calmarles.
El que sufrió el atragantamiento abandonó los cines en camilla asistido por los sanitarios del SAMU, que también se volcaron en calmar a la madre, muy alterada por todo lo ocurrido. En el hospital le someterían más tarde a diversas pruebas para comprobar que las vías respiratorias estaban completamente limpias y sin presencia ni restos de palomitas.
En esta ocasión, lo sucedido quedó en un gran susto. No corrió la misma suerte Thiago Leonel Guamán, el niño de tres años que fallecía la pasada Nochevieja tras atragantarse con una uva. Entonces, a diferencia de lo ocurrido el miércoles en los cines de La Calzada, a la víctima no se le realizó la maniobra de Heimlich con la inmediatez que hubiera permitido salvar su vida. Los hechos ocurrieron a una velocidad escalofriante. El pequeño quiso celebrar las campanadas con el resto de la familia, por lo que su madre le puso «tres o cuatro uvas sin pepitas». En la última, Thiago comenzó a ahogarse.
En mitad del caos por los evidentes síntomas de ahogamiento, la madre y el tío del niño intentaron reanimarlo. Tras no lograrlo y conscientes de que la UVI iba a tardar en llegar al domicilio, salieron rápidamente a la calle en busca de ayuda. Se toparon con una vecina, que fue quien le practicó los primeros auxilios. Una vez la Policía Local consiguió llegar al lugar de los hechos, el menor apenas respiraba y casi no tenía pulso. Los agentes lo trasladaron, junto a su madre, al hospital de Jove, donde le fue extraída la fruta. Sin embargo, el tiempo sin respirar resultó incompatible con la vida. «Ahora un ángel mira por mí y por mi familia», diría la madre, rota por el dolor, en el tanatorio.
Afortunadamente, gracias a la rápida reacción de su progenitora, la historia no se repitió el pasado miércoles en los cines de La Calzada.
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