![«Necesitamos una mayor financiación municipal y privada para el Albergue»](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2023/12/23/90217241--1200x840.jpg)
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Ha vivido en Finlandia, Namibia, Mozambique y Filipinas. Y trabajado en banca, comercio exterior y, desde 2007, en cooperación internacional, con distintas ONGs. Pero el nacimiento de su primer hijo la trajo temporalmente de vuelta a casa y el del segundo, hace un año, la ... ha terminado por anclar a Gijón. Elena Suero, 43 años, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, es la nueva directora del Albergue Covadonga en sustitución de Cristina Avella.
-¿Qué traslación tiene toda esa experiencia profesional en el cargo que asume ahora?
-He trabajado en gestión de proyectos y este del Albergue es un proyecto muy grande que tiene una parte de gestión financiera, de búsqueda de financiación y de alianzas para la gestión de los recursos, que son muy escasos porque en el Albergue estamos en precario. Y otra parte social, de tratar con comunidades vulnerables y con necesidades acuciantes, que también puedo extrapolar.
-¿Llega con ideas innovadoras?
-Hay ideas, pero el modelo y la estrategia del Albergue ya existe. Ahora toca llevarlas adelante, lo que no siempre es fácil.
-¿Por qué?
-Por falta de financiación en muchos casos.
-¿Cuál es la situación económica del Albergue?
-Existe un convenio con el Ayuntamiento que esperamos que aumente esa dotación porque se ha mantenido en el tiempo pero, con el incremento de precios a todos los niveles, los recursos son ajustados. Independientemente de las aportaciones extraordinarias que se han ido concediendo cada año, el convenio para el Albergue a día de hoy es deficitario. Con él y con las aportaciones de fondos propios de la Fundación se cubre un 80% del presupuesto. Cada año vamos aportando más capital, pero esta Fundación no puede sobrevivir en una situación de déficit permanente. También las aportaciones de los socios han ido disminuyendo. Con otras vías de financiación, como el Principado, el IRPF y algunas entidades, se sostienen los proyectos en pisos, con los que facilitamos estancias más largas, un trato más personalizado y más estabilidad a las personas. Ahí hay que invertir mucho. Y buscar más financiación.
-Aportaciones de entidades y empresas privadas, entiendo...
-Sí, hay que poner más el foco en ese tipo de organismos. Es una vía que se puede explorar para captar financiación porque es muy necesario.
-¿Cuentan con suficientes voluntarios?
-El número de voluntarios ha ido reduciéndose porque ha habido un cambio generacional y además ya no existe tanta vinculación con las Hermanas de la Caridad como antes. Las hermanas ejercían una labor que ahora ejerce personal laboral al que hay pagar. Eso implica un mayor gasto.
-Asume la dirección en un año que va a ser clave para el Albergue, en el que se quieren sentar las bases para una transformación del modelo asistencial. ¿Qué se pretende?
-Son estrategias unificadas a nivel europeo. Se pretende ofrecer espacios más amplios y estancias más largas con un acompañamiento social más personalizado de cara a estabilizar su situación. El recurso de emergencia seguiría existiendo, pero funcionando de manera más puntual.
-¿Servirá con reformar el Albergue o habrá que construir otro?
-En un primer momento se planteó hacer obras en las instalaciones, pero merece más la pena hacer uno nuevo. Además, si renovamos este de manera completa habría que reubicar en otro sitio a la gente.
-¿Esa decisión ya está tomada o es por la que aboga la Fundación Albergue Covadonga?
-No, no. Existen las dos posibilidades. La decisión compete totalmente al Ayuntamiento. La Fundación aboga por un modelo de atención más personal y con más metros cuadrados por usuario en el que se establezca un recurso de emergencia diferenciado del de media estancia para que no tengan que convivir a lo mejor familias con usuarios con otro tipo de necesidades. Sea renovando o construyendo, el modelo tiene que cambiar. El Ayuntamiento tiene clarísimo que el servicio a las personas sin hogar va a continuar y que debe mejorar. En ese sentido estamos tranquilos porque los usuarios van a seguir siendo atendidos. Pero aunque se construya un nuevo Albergue, este necesita reformas.
-¿En caso de construir un nuevo edificio, cuál sería la ubicación?
-Por esta zona. La idea es mantener el Albergue donde está.
-¿Cómo estuvo de ocupación este año?
-Se atendió a unas 930 personas, unas cifras muy parecidas a las del año pasado. Seguimos con aforo reducido desde la pandemia. Con 54 plazas de las 78 que tiene el Albergue, además de los espacios de alojamiento para tres familias con menores. Con un Albergue más reducido podemos dar un trato más personalizado y humano. Pero nadie queda en la calle. Se asignan plazas en pisos.
-¿Cuántas gestionan?
-Gracias a un proyecto europeo, en el último año y medio tuvimos diez plazas para jóvenes entre 18 y 29 años en cinco pisos. Seis ya se han independizado. Seguiremos trabajando con recursos propios con los otros cuatro y la idea de conseguir financiación para ampliarlo a otras cuatro personas más. Tenemos otro piso cedido por Vipasa para hombres mayores de 18 años con siete plazas. Nos gustaría ampliarlas en otras ocho plazas más.
-¿Y los centros de baja exigencia?
-El diurno funciona con cuarenta plazas y el nocturno con dieciocho aunque en ola de frío puede llegar a acoger a 28 personas.
-Tienen también una unidad de calle desde hace tres años.
-Sí, lo cofinancia el Ayuntamiento. Hay dos personas contratadas y que trabajan con la gente, usuaria o no del Albergue, que por el día está aquí fuera. Es un programa de hábitos saludables, de ocio y tiempo libre que está teniendo mucho éxito.
-¿Aprecian cambios en el perfil del usuario?
-Sí, hay más gente joven, más extranjeros y también más mujeres que antes. También se ven más familias y personas con problemas de salud mental.
-¿El problema del sinhogarismo es que la sociedad no lo ve o que no quiere verlo?
-La población sin hogar es una población invisible.
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