Un Muro partido en dos

«Se haga lo que se haga va a recibir críticas, cualquier decisión que se tome en una ciudad tiene estas consecuencias. Y problemas siempre los va a haber», señalaba Antonio Merediz durante su paseo matutino por la zona. Merediz, aunque considera que el modelo actual es la opción más idónea para el conjunto de la ciudadanía, explica que, según su criterio, existe una solución que sería perfecta para dicho espacio: «Lo ideal sería soterrar para que pasen los coches y por arriba hacerlo todo peatonal, pero resultaría muy caro y peligroso hacer esto». Como dicha opción la visualiza como algo utópico, opina que el modelo actual es la mejor alternativa: «Yo veo cómo la zona del 'cascayu' la ocupa mucha gente cada día, así que alguna utilidad tiene».

A la misma conclusión sobre el uso que recibe el 'cascayu' llegaba Gabriel Fernández quien -aunque reconoce que se debe mejorar el tema de los atascos que se producen en la avenida de la Costa- señala estar más conforme con el modelo actual: «Creo que está bien así, hay mucho más espacio que es lo que importa», insistía.

Son precisamente los problemas de circulación y las retenciones que se producen en las zonas cercanas al Muro, sobre todo en la avenida de la Costa, el motivo por el que María del Carmen Monteserín sostiene que no tendría duda alguna en apoyar que se recupere la distribución anterior: «Para quien necesita el coche para trabajar todos los días, como mi hijo, esto es un verdadero problema», defendía. El espacio que había antes, apuntaba, «era más que suficiente para la gente que paseaba o corría». En la misma línea se manifestaba Alicia López: «Parece que la cuestión es recortar a los coches y encima cada vez hay más coches. No sé en qué piensa el que diseña estas cosas, pero esto es tremendo», sentenciaba.

Marcelino Viña, repartidor de la zona, se encuentra cada día con que el modelo actual provoca trastornos en su ruta de trabajo: «Se forma mucha caravana y para trabajar es un impedimento. Tendrían que volver a ponerlo como antes o, por lo menos, añadir un carril».

En el polo opuesto se posicionaban los jóvenes Jesús Argüelles y Marina Santos. «Ahora da gusto pasear por aquí, antes ni se cogía. La gente cada vez se mueve más y hace más deporte», señalaba Argüelles. A lo que su compañera añadía que la calle «debe ser para las personas, no para los coches».

En la misma línea que estos, Sonia Alonso abogaba por el modelo del 'cascayu' y decía, además, que volver a remodelar esta zona conllevaría tener que realizar obras de nuevo.

«Esto gana mucho así y ponerse ahora a volver a cambiarlo... Además, yo creo que la gente pasea mucho más por aquí ahora y encima, ya no se llena como antes», insistía.