g. p.
Viernes, 21 de mayo 2021
Pese a que la familia se había mudado desde Lastres a Gijón hacía años, en la villa marinera el recuerdo de Elsa Candás Montoto y su hija, Vanessa Fernández Candás, seguía muy presente. El aprecio lo mostraron este viernes cerca de un centenar de vecinos y allegados que acudieron a la iglesia parroquial de Santa María de Sábada a despedir a madre e hija, halladas en la tarde del miércoles en su domicilio de la calle Juan Alvargonzález de Gijón a los dos meses de su muerte. Elsa, de 74 años y dependiente, y Vanessa, de 40 y con problemas de depresión que la habían llevado a ingresar en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Jove, vivían solas y mantenían una relación distante con sus allegados. No obstante, desde la familia indicaron ayer que existió siempre la disposición de ayudarlas y recordaron que «no estaban abandonadas». «Hacían su vida y querían seguir juntas a costa de todo», lamentó su sobrino y primo, Bernar Batalla. Como muchos de los ayer asistentes al funeral, señaló que «es muy triste irse de esta manera».
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En el mismo aspecto incidió durante la homilía el sacerdote José María Llaca, quien pidió a sus allegados «tranquilizarse» y «no darle vueltas a cómo sería» su final. La consternación por el trágico desenlace es compartida también por los vecinos de Lastres que trataron a la familia, muy conocida en el pueblo por su dedicación a la pesca. Elsa, natural de la villa marinera, se trasladó en su juventud a Gijón. «No venían por aquí, pero era una vecina más. Nos pilló de sorpresa. Se fueron las dos juntas», señalaron Luis Rodríguez y Antonia Granda. Algunos de los asistentes al funeral reconocieron también haberles «perdido la pista», si bien el recuerdo de la familia sigue muy presente en la villa.
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Allegados recordaron que el padre de Elsa falleció en la mar, un destino compartido por tantos en una villa volcada en la pesca como Lastres. El coro local San Roque se encargó del acompañamiento musical de las exequias.
Elsa y Vanessa habían perdido a su marido y padre hacía una década y a lo largo de estos años habían cuidado una de la otra. Fue un amigo de la joven quien alertó a la policía, tras permanecer durante semanas sin noticias de ella. La investigación de la Policía Nacional descarta la existencia de indicios de criminalidad. En la habitación de la hija sí hallaron gran cantidad de barbitúricos. En el entorno familiar indicaron que falta por conocer con precisión el tiempo transcurrido desde los fallecimientos.
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