-Se le reconoce como el padre del Madrid Central, pero a usted no le gusta. ¿Por qué?
-Bueno, me ha caído ese sambenito, pero un proyecto de esa envergadura se hace con mucha gente. Yo contribuí como muchos otros y no me gusta que se diga que yo soy el autor porque hay muchas personas y mucho trabajo detrás, no solo el mío.
-¿Qué pronóstico hace del vaivén judicial que soporta?
-Yo soy bastante positivo. Pese a que se haya hecho mucho ruido, vemos a un nuevo equipo de gobierno que decía que iba a paralizar Madrid Central y lo único que han hecho a día de hoy es cambiar el nombre a las cosas. Había un plan A de calidad del aire, cuya primera medida era Madrid Central, y ahora tenemos una cosa que se llama Madrid 360, que es exactamente lo mismo con otro nombre y un Madrid Central que sigue vigente.
-¿Entonces?
-Pues, simplemente, lo quieren hacer suyo y me parece bien. Las medidas de movilidad tienen que ser de consenso político y cuando otro equipo de gobierno las quiere hacer suyas es positivo, significa que tenían sentido.
-¿Y judicialmente?
-Ha habido mucha confusión. Se ha hablado sobre que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid iba a paralizarlo porque no había habido participación pública, pero no es del todo así. El proceso de participación pública del Madrid Central fue el más amplio que se ha vivido en la ciudad. A lo que se refiere es a que no se sometieron a participación pública, otra vez, las alegaciones. Toda la jurisprudencia del Supremo dice que no tiene que ser así, porque entonces no acabaría nunca el proceso. Ecologistas en Acción han presentado un recurso intachable ante el Supremo. Así que creo que no va a haber anulación del proyecto.
-Habla de consenso y participación para gestionar la movilidad, pero no siempre es así.
-Bueno, yo creo que hay mucha más participación de la que se suele hablar, pero a veces confundimos el satisfacer los intereses particulares de determinados grupos como comerciantes, o asociaciones de fabricantes de vehículos con la participación pública. Estos sectores tienen una voz y tienen que tenerla, pero que no se haga precisamente lo que ellos quieren no quiere decir que no haya consenso ciudadano, sino que siempre todos podemos estar de acuerdo en las medidas.
-¿Está al tanto de la controversia que hay ahora en Gijón?
-El uso del coche en ciudades como Gijón es mucho menor porque lo que más se hace es andar. Y nos olvidamos que casi la mitad de la población ni siquiera tiene carné de conducir ni tiene coche. Hablo de personas mayores, niños, mujeres, personas con movilidad reducida y personas con rentas bajas. Al final, los del coche son solo un 30%; sin embargo, ocupan entre el 70 y el 80% del espacio público.
-¿Qué piensa de las medidas que ha tomado el Ayuntamiento?
-No las conozco en profundidad, pero le puedo decir que no es la única ciudad que las ha tomado y que van en la línea de todas que se han tomado el momento que tenemos ahora. De hecho, están recomendadas por la OMS y por la Comisión Europea.
-¿El virus impulsó entonces las políticas de movilidad?
-Pues sí, porque la gente salió a la calle y se dio cuenta de que disponía de muy poco espacio. Esto era lago que llevábamos mucho tiempo diciendo desde la Geografía urbana, se hizo material, con lo que se dio una voz de alarma. Alertamos de que había poco espacio en las calles para la gente y el virus lo confirmó.
-¿Qué reportan las restricciones de tráfico en la ciudad?
-Hay evidencias científicas de que la pandemia está muy asociada a los niveles de contaminación. Y dichos niveles, excepto en ciudades industriales como Gijón, están vinculados al uso del coche. Por lo tanto, no hay mejor política de prevención frente al virus que empezar a plantear ese reparto modal. Ojo, la pandemia es una tragedia que se cobra ya 30.000 muertos en este país. La contaminación de los coches mata cada año a 35.000 personas en España.
-La alternativa es el autobús, pero algunos usuarios se quejan. Tienen miedo al contagio.
-Los autobuses son seguros. No se ha declarado ni un solo brote relacionado con ellos.
-¿Cuál es el reto de futuro para los buses urbanos tras la covid?
-Tenemos que ser competitivos y dar al ciudadano una solución de movilidad que les resulte más cómoda, más rápida y más eficiente que moverse en coche. Para eso necesitamos espacio en la ciudad y mejorar el servicio.
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