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Montserrat López Moro, concejala de Cultura de Gijón, cierra el año con orgullo. Se le nota. Está convencida de que su equipo está haciendo las cosas bien –muy bien– para llevar a la ciudad al «esplendor» de antaño. Mira hacia el pasado para inspirarse y aspira a un futuro brillante, dejando de lado el cortoplacismo. Ella defiende un proyecto que deje huella en la ciudad y la consolide como referente cultural nacional e internacional.
–Está a punto de terminar el año, ¿qué balance hace de la concejalía de Cultura en este 2024?
–Desde que empezó este nuevo mandato, teníamos claro que queríamos hacer una gran apuesta por la cultura y por la programación cultural de Gijón. Por eso mismo, hicimos una revisión de todas las actividades culturales que había y decidimos incluir alguna nueva y reforzar todas las que ya existían. La Feria del Libro, por ejemplo, la ampliamos con un día más y con más casetas; recuperamos el festival Arcu Atlánticu con una programación muy potente y pusimos en marcha la residencia de artistas de El Palacio. Luego también fue muy importante la recuperación del Palacio Revillagigedo –gracias a la colaboración de la Fundación Cajastur–, ya que por fin pudimos empezar a enseñar todos los fondos municipales a los gijoneses. Para 2025, tenemos previsto hacer una exposición de fotografía y otra de arqueología allí. Además, tenemos Tabacalera, que desde que llegamos –ante la parálisis de los cuatro años anteriores en los que no se hizo nada–, nos pusimos con el Plan de Museos y, una vez aprobado, se lo pasamos a los arquitectos. Hicieron una revisión del proyecto para adaptarlo a ese Plan de Museos, nos lo devolvieron con las revisiones hechas y ahora se está ya terminando y, una vez se finalice, se sacará a licitación la obra de Tabacalera. Resumiendo todo: este año hicimos en total 75 proyectos culturales con distintas actividades, en las que fue muy importante la descentralización, ya que llevamos la cultura a los centros municipales y a la zona rural.
–La Vía Gijonesa es otra de las novedades de este año. ¿Por qué era importante poner en marcha esta marca que aglutina pasado y presente?
–Gijón siempre fue una ciudad muy activa culturalmente, pero necesitaba una revisión de toda su programación y de su patrimonio para volver a vivir ese esplendor que tuvo. Para ello, partimos de lo tradicional, pero teniendo en cuenta la cultura del siglo XXI y las influencias nacionales e internacionales. Queremos con todo eso que la Vía Gijonesa se convierta en una marca de Gijón y para conseguirlo, desde el primer momento, incluye también las residencias artísticas.
–¿Esas residencias permiten iniciar una carrera artística sin salir de Gijón?
–Sí, además hay artistas de todas las disciplinas y tienen el soporte y el apoyo de los técnicos de la Fundación Municipal de Cultura, lo cual es muy importante. Todo eso revierte en la ciudad. Todo aquello en lo que estén trabajando se va a poder ver en algún equipamiento de la ciudad.
–Uno de los equipamientos, Tabacalera, está previsto que abra en 2027. Antes de eso, ¿se van a celebrar allí actividades?
–Nos gustaría ir utilizándola para distintos festivales, pero nos recomiendan que no lo hagamos por las obras. Lo que sí tenemos previsto es que, aunque no esté todo el complejo concluido, podamos habilitar alguna zona.
–Está previsto que sea el nuevo hogar de los fondos de la Casa Natal. ¿Qué va a ocurrir entonces con el edificio del museo?
–La Casa Natal será un centro de estudios del siglo XVIII, un centro de estudios de Jovellanos. Pocas ciudades tienen una red de museos tan rica como la de Gijón, que tiene arqueológicos, de bellas artes, etnográficos y de patrimonio industrial. No obstante, tenemos un problema con los de bellas artes: esos edificios no fueron concebidos como museos. Por ese motivo, tanto el Piñole como la Casa Natal tienen un problema de accesibilidad. Además, son pequeños y por eso no conocemos la mayoría de los fondos. No permiten estar cambiando las exposiciones con la regularidad que nos gustaría por los problemas de espacio que hay en ellos. Lo ideal es que en el futuro los almacenes estén en Tabacalera –está previsto que estén en el sótano– y eso lo va a facilitar todo mucho.
–Más allá de los espacios, está la programación de la Fundación Municipal de Cultura. ¿En qué líneas quieren trabajar de cara al próximo año para enriquecerla?
–Continuaremos en la revisión de todos los programas. Hay algunos que están muy consolidados y que son muy buenos programas como, por ejemplo, Feten, pero queremos revisarlos, adaptarlos y actualizarlos. Queremos que Gijón vuelva a ser una marca en ese esplendor cultural que vivió hace muchos años, pero que ahora necesitaba un impulso. Igual que se revisaron los programas de Danza Xixón y la Feria del Libro, seguiremos así este próximo año. No queremos crear un montón de programas nuevos. Crearemos alguno nuevo, pero de lo que se trata es de seguir con esa programación que ya tuvimos este año, pero seguir mejorándola.
–¿Qué retos tienen en mente?
–Un reto muy importante para nosotros fue el de conseguir un buen presupuesto porque, si no tienes un buen presupuesto, se complica todo más. Había una tendencia muy peligrosa en la Fundación Municipal de Cultura, que es que un 60% del presupuesto se lo llevaba el capítulo 1; es decir, los salarios del personal. Eso era muy peligroso porque con el 40% restante teníamos que afrontar los gastos ordinarios de los equipamientos y la programación. Esa tendencia en el presupuesto ya la rompimos este año. El primer capítulo solo se llevará el 50% del total del presupuesto. Los resultados nos dicen que vamos por el buen camino y eso es algo que queremos conseguir pensando en las décadas futuras, no solo en este año y en el que viene, sino que trabajamos con vistas al futuro y para favorecer a todo el tejido cultural, que es algo que ya se aprecia.
López Moro asegura que en la Fundación Municipal de Cultura había «una tendencia muy peligrosa», ya que el 60% del presupuesto iba a parar a salarios. Según explica, este año han plantado cara a esa situación que se venía repitiendo y está convencida de que van «por el buen camino» para invertir más dinero en una buena programación ahora y en los próximos años.
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