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JESSICA M. PUGA
GIJÓN.
Miércoles, 1 de agosto 2018, 01:23
Mireya Bravo (Alhaurín de la Torre, Málaga, 1997) se despidió de la academia de 'Operación Triunfo' en la gala 7 y siete metes después de su salida aún no se cree el éxito del formato. Ella disfruta de cada momento y lo hace ya ... con disco propio, 'Tu reflejo', que firmó a más de un centenar de personas ayer en El Corte Inglés de Gijón.
-Bien. Lo peor es pasar tanto tiempo fuera porque echo mucho de menos a la familia. Llegué un día a casa y no sé para dónde mire que me dije 'estoy aquí' y no me lo creía (Ríe). Habían pasado dos semanas y media, no te digo el maletón que me llevé, casi el armario entero.
-No me da tiempo a mucho. Quiero aprovechar con todos y no se puede. A la familia completa la vi cuando salí de la academia y la semana pasada. Cuando estoy solo con mis padres o mi hermana, que quedamos para almorzar, no como porque nos ponemos a hablar y yo que no hablo apenas, pues... (Ríe).
-En el programa me pusieron como chica-flamenco, que sí, me gusta, pero no soy solamente eso. En el disco he querido reflejar un poquito de mí y por eso hay un poco de todo: pop, reguetón, bossa nova, balada, flamenco... Vamos, lo que solo se ha visto en el programa cuando era yo escogía las canciones.
-Yo tenía claro lo que quería hacer. De hecho, también me querían meter por el flamenco y dije que no. Al final, he tenido total participación y he elegido las canciones, algo que viene muy bien para cuando, en el día de mañana, las tenga que cantar en un concierto.
-Las canciones que te tocan te acaban gustando, pero es porque sabes que las tendrás que cantar una vez o dos y ya está. Cuando es tu propio trabajo, el primero encima, es peor. Yo por ahí no voy a pasar (Ríe).
-Aún no lo sé. Lo anunciaré.
-Sí. Hay un nuevo camino y esto es algo que no se debe perder. Ya es hora de escuchar a las mujeres detenidamente y de que podamos decir ya basta y esto es lo que hay. Muy guerreras somos (Ríe).
-Llegué a 'OT' con la idea de disfrutar de la experiencia y a aprender. Y lo hice musical y personalmente. Mamen [la profesora de técnica vocal] me ayudó muchísimo. Gracias a ella he podido conocer mi voz, con la que puedo cantar todo el tiempo que quiera sin cansarme. Ella me enseñó a no hacerme daño y fue así como se empezó a notar mi evolución. Salí con una voz más limpia.
-(Ríe) Eso mismo, una locura. Veníamos de una rachilla sin conciertos y volver a estar todos juntos fue increíble. Viendo a todo el público es cuando te das cuenta de que te quieren de verdad y lo disfrutas, y la sonrisa te sale sola.
-Sí, porque en Gijón dos compañeras [Aitana y Mimi] no cantaron sus temas como tal, pero al final del concierto pusieron su música y la estuvimos bailando y cantando todos.
- ¿Le da miedo que pase el 'boom' del concurso?
-¿Por qué iba a tenerlo? He tenido la oportunidad de vivirlo; un disco, hoy, no lo hace cualquiera. Ni estar entre los más vendidos del país cinco semanas consecutivas.
-Poder vivir de la música.
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