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O. ESTEBAN
GIJÓN.
Domingo, 7 de julio 2019, 02:24
No han cumplido la mayoría de edad, no pueden votar, su entrada está restringida en algunos locales, deberían estar en el instituto... Pero antes casi de empezar a vivir de manera independiente y ya han sufrido la peor de las experiencias: han sido víctimas de ... violencia de género. Los expertos lo vienen advirtiendo desde hace tiempo y las cifras les dan la razón: en Gijón, en los últimos cinco años, 23 chicas menores de edad han sido atendida por agresiones machistas. El año pasado fueron cinco. Tienen tan solo entre 15 y 17 años, pero ya se han visto en la situación de tener que pedir ayuda en el Centro Asesor de la Mujer, que lanza de nuevo la alerta: «Siguiendo la tónica de los últimos años, se observa una incidencia preocupante de agresiones a mujeres jóvenes». Siete el año anterior. Tres en 2016. Tres también en 2015 y cinco en 2014. Lo dicho, 23 en los últimos cinco años. Y así, año tras año, la triste estadística.
Y no solo eso. Sino que también son cada vez más las víctimas de entre 18 y 19 años. Nueve jóvenes en esta situación en el último ejercicio. 35 entre 2014 y 2018.
Los números están recogidos en la Memoria de Actuaciones de la Carta Local para la Igualdad de mujeres y hombres en el municipio de Gijón. Entre todas las cuestiones que recoge la memoria y que Gijón tiene en marcha en relación con dicha Carta Local está el Centro Asesor de la Mujer, que ofrece un servicio de información y asesoramiento jurídico (de carácter gratuito), dirigido a todas las mujeres de Gijón y Carreño, donde se «asesora en aquellos temas en que tradicionalmente la mujer ha estado discriminada». Pero es que, además, el Centro es un servicio de atención específica en violencia de género, donde trabajan dos abogadas, una psicóloga y una auxiliar especializada en integración social.
Pues bien, de las 1.013 mujeres que se dirigieron el año pasado al centro, 613 eran víctimas de violencia género. La radiografía de la víctima dibuja a una mujer española, cuyo agresor es su pareja o expareja (la mayoría están solteras). Entre las víctimas inmigrantes, la más numerosas son las sudamericana. Las franjas de edad que registran más víctimas son entre 35 y 44 años, la más afectada año tras año por la violencia machista. Pero el maltrato llega a todas. A las más jovencitas, como queda dicho, y a las mayores: trece mujeres de más de 70 años fueron atendidas y otras diez de entre 65 y 69 años.
Cualquiera de los muchos datos que se analice deja claro hasta dónde llega esta violencia y cuánto queda por hacer: de las 613 mujeres que el año pasado pidieron ayuda en Gijón por ser víctimas de maltrato, 256 se dirigían por primera vez al Centro Asesor. La mayoría de las veces es la propia mujer la que se dirige al servicio, pero hay casos que se ponen en conocimiento de las especialistas por otras vías: sus familias, los abogados del Turno de Oficio, los Servicios Sociales, el Instituto Asturiano de la Mujer...
El Centro Asesor ofrece también un servicio de atención psicológica, del que hicieron uso unas 150 mujeres el año pasado. Problemas de autoestima, ansiedad o depresión, dependencia emocional... Son habituales en quienes han sufrido o siguen sufriendo la violencia machista.
En casi todas las ocasiones, la oficina pone en marcha la tramitación de recursos para las víctimas. En algunos casos la cuestión finaliza con orden de protección. En estos momentos, en Gijón hay 374 mujeres que la tienen, de las que 174 se corresponden a órdenes judiciales nuevas, emitidas en el último ejercicio. Además, ha habido unas cuatrocientos solicitudes para utilizar el servicio Atenpro, teléfono móvil que garantiza a las víctimas una línea directa las 24 horas al día, con solo pulsar un botón, con las fuerzas de seguridad.
Gijón cuenta con uno de los principales recursos de toda la comunidad en la atención a las mujeres que sufren violencia de género y a sus hijos: la Casa Malva. 130 mujeres, con 125 hijos a su cargo, fueron atendidas durante 2018 en el equipamiento. La mayoría de los hijos eran menores de edad.
También aquí se ve la incidencia de este problema entre las más jóvenes: de todas las mujeres que ingresaron, cinco tenían entre 18 y 20 años. La franja de edad más numerosa de las atendidas en estas instalaciones está entre 26 y 45 años.
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