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RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Jueves, 3 de diciembre 2020, 00:16
La pandemia y su crisis económica limitan la producción en Arcelor, los tráficos en El Musel y el movimiento de coches. Pese a ello, la estación de medición del aire ubicada en El Lauredal ha registrado este noviembre sus peores datos. De promedio, detectó 85 microgramos de partículas PM10 por metro cúbico de aire, 2,2 de benceno y 3,8 de tolueno, las mayores concentraciones desde que empezó a funcionar, a mediados de 2017.
Los técnicos del área municipal de Medio Ambiente analizaron la situación, identificando factores que agravan la contaminación que de por sí sufre la zona oeste. Diariamente, el Ministerio para la Transición Ecológica emite una previsión sobre la posible llegada de masas de aire africano con o sin polvo mineral incluido. Al revisar esos partes, encuentran que para 17 de los 30 días del mes había pronósticos detectando la posible intrusión de esas partículas de origen natural en el norte peninsular. Cuando esto finalmente ocurre, dispara la suciedad del aire.
Queda por ver si los pronósticos se cumplieron. Cada mes de marzo el ministerio informa de los días que efectivamente llegó esa intrusión de polvo, para que no se tengan en consideración los valores de esas jornadas. A la espera de confirmación, los técnicos municipales constatan otra situación «atípica» de este mes de noviembre. Al analizar las concentraciones de PM10 registradas cada hora, resulta que esta contaminación estuvo disparada en horario nocturno, desplomándose durante el día. En años anteriores su comportamiento había sido más estable. La explicación la encuentran en los vientos. El patrón habitual de la brisa diurna suele ser que empuje desde la costa hacia la montaña y el valle, lo que esta vez no habría ocurrido por la escasísima entidad del viento. La polución quedaba estancada y solo la habría mitigado la radiación solar, que tiene el efecto de dispersarla y mezclarla algo.
Desde el Principado agregan además que la situación vivida en El Lauredal «no es extensible al resto de Gijón, en cuyas estaciones se registran unos valores similares a los de otros años». Para abordar la problemática de la zona oeste defienden la utilidad del plan de calidad que tramitan y «con el que confiamos se reduzcan los valores a niveles aceptables».
Arcelor, por su parte, confirmó estar moviendo ficha para reducir las emisiones del sínter A. Para ello, ha adjudicado el montaje eléctrico a Isotron y el mecánico a Nervión. «Ambas empresas están ya trabajando con el objetivo de que entre en servicio en marzo», confirma la multinacional. Los operarios están sobre el terreno, revisando el avance que dejaron sus predecesores en la tarea. También se ha retomado la obra civil para instalar una estación de medición junto al campo de El Fontón, con la idea de que esté lista este mes.
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