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EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Miércoles, 23 de junio 2021, 03:45
El desahogo que produce arrojar los males a la hoguera y escuchar su crepitar, cerrar etapas con el fuego que destruye el pasado y permite, en ese rito ancestral, hacer borrón y cuenta nueva... Un año más, la noche de San Xuan tendrá que ... experimentarse de forma metafórica. O virtual, más bien, pues el Ayuntamiento, a través del área de Festejos ha desarrollado una 'foguera móvil' a la que se podrá acceder a través de la web municipal a partir de las 17 horas para romper con lo malo del año en una quema virtual. EL COMERCIO ha preguntado a diez personalidades de distintos ámbitos qué querrían echar a la hoguera para desterrarlo en este segundo año de pandemia, y aunque las respuestas son variadas, en ellas subyace el deseo de terminar con la pandemia.
De forma rotunda lo expresa el gerente del Área V, Manuel Bayona: «Echaría a la hoguera al coronavirus para acabar definitivamente con él. Ha sido mucho el daño causado, no merece otro destino». También arrojaría a las llamas las mascarillas, que pese a que «han sido un elemento protector esencial, han significado una nueva forma de dependencia. Echarlas a la hoguera no es más que la necesidad de liberarnos de esa dependencia y recuperar la vieja normalidad en las relaciones». De similar modo, el presidente de la junta local de Otea, el hostelero Ángel Lorenzo, quemaría «las mascarillas y Netflix, para así vernos pronto las sonrisas socializando en las barras de los bares».
El librero Rafa Gutiérrez Testón haría brasas con «todas las orillas y todas las fronteras que se empeñan en separar; quemaría la ausencia de abrazos y sonrisas», mientras que el jugador del Sporting José Gragera echaría al fuego «el vacío que tuvimos en El Molinón sin el apoyo de nuestra gente, que hace muy grande a nuestro club». La galerista de arte Diana Llamazares acabaría «con la mediocridad y el miedo que nos invade, porque una sociedad para crecer necesita arrojo, valentía y sacrificio y más ahora que nunca. Eso es lo que nos está frenando».
A Blanca Cañedo, presidenta de la Fundación Mar de Niebla, le gustaría quemar una serie de pesadillas que, a su juicio, deberían convertirse en sueños y esperanzas: «La pesadilla de quienes no tienen vivienda, salario ni trabajo que les permita cubrir sus necesidades básica. La pesadilla de quienes huyen de su país porque no hay futuro. La pesadilla de quienes viven con su maltratador porque no pueden encontrar vivienda, ni trabajo, ni huir». ¿Qué dejaría atrás Begoña Piñero, de la tertulia feminista Les Comadres? «Con quemar los virus, las violencias machistas y la ley 'trans' me valdría», aseguraba, invitando a leer el apartado de sanciones de dicha ley.
«Este año no voy a quemar nada», dice por su parte Alicia Álvarez, locutora y cante de Pauline en la Playa. «Pienso que todo lo que llevamos haciendo estos meses, aunque haya sido duro, incómodo y nos haya obligado a muchas renuncias fue para intentar salir p'alante, así que este año solo pido un deseo: que vuelva la música en directo, pero la de las salas pequeñas, pequeños ciclos o pequeños festivales, que es la que ha salido más dañada. Y que regrese con mejores condiciones».
«¡Quememos los incendios y a ver qué pasa!», invita, rupturista, Jorge 'Ilegal' Martínez. «En la aldea cocinaben con ocalito. Eso quemaría; una ramina. Olía tan bien...», es la respuesta de Miguel Mingotes, que de otra manera quemaría «lo que impide progresar, la soberbia, la falta de compasión, lo insolidario. Todo eso con los bomberos cerca, no fuese a causar una hecatombe».
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