EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Martes, 28 de septiembre 2021, 01:11
Treinta científicos de la NASA, veintidós telescopios y unos sesenta aficionados a la astronomía se desplegaron ayer en la explanada de Marina Civil, donde arrancó una experiencia crucial para la misión 'Lucy', que ayudará a entender los asteroides troyanos de Júpiter. Se cree que estos son remanentes del material que formó los planetas del sistema solar hace más de 4.000 millones de años y clave para entender el origen de la Tierra.
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Superadas dificultades logísticas -encontrar coches o furgonetas lo suficientemente grandes para desplazar los telescopios, por ejemplo-, expertos y amateurs colaboraban sobre el asfalto para montar los telescopios, colimar o alinear adecuadamente sus espejos y poner en funcionamiento la cámara gracias a la cual el viernes esperan captar esos seis segundos clave en los que el asteroide troyano 'Polymele' se interpondrá entre una de las estrellas de Júpiter y los telescopios, ocasionando una especie de eclipse que hará disminuir su brillo y, si se capta correctamente, permitirá inferir el tamaño del asteroide, su forma -si es elíptico, con forma de plátano o de haba- «y si tenemos suerte hasta su periodo de rotación», señalaba Javier de Cos, director del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA). La información recabada será clave para la misión de la sonda 'Lucy', que se prevé alcanzará 'Polymele' en 2027.
El cielo nublado de ayer no permitió nada más que ese entrenamiento con el equipo humano y técnico que será fundamental de cara al viernes, cuando la sombra del asteroide -que mide unos 30 kilómetros- se proyecte durante apenas seis segundos sobre la Península ibérica en una franja que abarcará desde Asturias a Valencia.
¿Por qué no emplear telescopios más grandes para estudiar el asteroide? El astrónomo estadounidense Marc Buie aclaró a EL COMERCIO que «la información sobre el tamaño y la órbita de este asteroide es limitada, y no hay telescopios en la Tierra ni en el espacio lo suficientemente grandes para obtener la resolución que permite la observación de estas ocultaciones usando estos telescopios. La única manera de estudiar mejor estos asteroides sería mandar una nave espacial». Si el viernes se lograra captar suficiente información podrían incluso averiguar si hay cráteres en la superficie.
Los telescopios y los observadores se desplazarán hoy a León y mañana a Palencia. El viernes, las 22 estaciones se desplegarán mirando a la estrella a lo largo de unos 60 kilómetros y de forma perpendicular a la sombra, que se desplaza por la Tierra a una velocidad de cuatro kilómetros por segundo, de tal forma que «si pudiéramos escuchar a la gente gritar en tiempo real conforme ven desaparecer la estrella, escucharíamos los gritos de cada uno de los equipos cada segundo». La misión no es fácil y el experto consideraría un enorme avance que al menos dos telescopios logren ver desaparecer la estrella, aunque confía en que lo hagan seis.
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