P. SUÁREZ
Domingo, 10 de febrero 2019, 04:45
Cuando a Beatriz Vilarnovo le preguntaron en el colegio qué quería ser de mayor, lo tuvo claro: maquinista de trenes de mercancías. «Siempre fue mi sueño y soy de ideas fijas», afirma ahora, un año y medio después de haberlo cumplido, no sin dificultades. « ... Mis padres no me lo querían pagar porque decían que era algo de hombres. En aquella época era lo que se pensaba», explica la joven, de 33 años y quien tuvo que ahorrar durante años para poder pagar de su bolsillo la formación necesaria. «Espero que entre todas las que trabajamos en el sector ferroviario vayamos abriendo la puerta a más mujeres. Esto no es solamente algo de hombres», asevera Vilarnovo.
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La candasina, lejos de contentarse con haber logrado trabajar en lo que siempre quiso, no ha dejado de formarse para ampliar conocimientos, todos ellos relativos a vías y vagones. Ejemplo de ello es el curso para maquinista de vapor que ofrece el Museo del Ferrocarril y en el que Vilarnovo es la única mujer inscrita. «Las máquinas de vapor son un clásico. En El Berrón tenemos una y me gustaría que no se perdiera, aunque sea para un uso turístico», cuenta la joven, quien destaca la complejidad de conducir estas auténticas reliquias que tan solo unas pocas mujeres pudieron conducir en España.
Pese a la felicidad que le produce trabajar en el sector ferroviario, Vilarnovo confiesa que, especialmente a raíz del último temporal, se ha visto hasta qué punto la infrastructura está falta de cuidados. «Estamos muy abandonados, la verdad», considera.
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