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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Jueves, 2 de marzo 2023, 01:14
«La madre de la niña simulaba un estado de inconsciencia cuando entramos en el domicilio». Los cinco policías nacionales de la Brigada de Seguridad Ciudadana y el médico del SAMU que el 30 de octubre de 2022 encontraron a Olivia muerta en el piso ... en el que vivía con su madre en la avenida de Gaspar García Laviana declararon ayer en el marco de la investigación que se lleva a cabo en el juzgado de Instrucción número 1 de Gijón.
Aquella noche, relataron, acudieron a la vivienda alertados por el hermano de Noemí Martínez -la acusada de asesinar a su hija por intoxicación medicamentosa-, quien había telefoneado desde Segovia al no poder contactar con la mujer. Llamaron en repetidas ocasiones al telefonillo y al timbre del piso, pero no obtuvieron respuesta. A través de los vecinos localizaron al propietario del piso en el que ellas vivían de alquiler y aproximadamente una hora más tarde llegó para facilitarles unas llaves.
Al entrar, explicaron, creyeron que el piso estaba vacío «porque todas las persianas estaban bajadas y no había ruido alguno». Fue en una de las habitaciones, el cuarto principal, cuando al entrar vieron a dos personas tendidas en la cama: eran la pequeña Olivia, de seis años, y su madre. «Al grito de ¡Policía! la madre se giró hacia la puerta donde estábamos y abrió los ojos, luego volvió a su postura inicial y ya no atendía», narraron. A su entender, «simulaba o exageraba tener una intoxicación medicamentosa».
La mujer fue trasladada a una habitación contigua mientras atendían a la niña. El estado de rigidez que presentaba la pequeña evidenciaba que estaba fallecida, como así confirmó pocos minutos después el personal del del Servicio de Atención Médica Urgente. Según la autopsia, la menor murió 24 horas antes de que los agentes llegasen a la casa.
«La madre respondía a estímulos y tenía las constantes vitales normales», señaló el médico. Fue trasladada por protocolo al Hospital de Jove, donde recibió el alta a las pocas horas. Su vida no estuvo comprometida por la ingesta de medicamentos. Ella misma apuntó en su declaración espontánea en el complejo sanitario que le había administrado tranquilizantes y analgésicos a su hija en un vaso de leche con cacao y que ella se había intentado suicidar de la misma forma. Sin embargo, según se desprende de las investigaciones, «su vida no corrió peligro en ningún momento».
La mujer llevaba apenas unos meses viviendo de alquiler en el piso de la avenida de Gaspar García Laviana. Se había desplazado desde Segovia a Gijón en un intento de poner tierra de por medio de su exmarido, quien para entonces ya reclamaba la custodia de la hija. Fue un día antes de que presuntamente matase a Olivia cuando la jueza le notificó que la custodia pasaba a manos de Eugenio García, el padre de la niña, y que por lo tanto la debía entregar para que regresase a vivir a Segovia y retomase el curso escolar allí.
«Antes que entregársela a él, la mato», le escribió Noemí a su hermano en un mensaje de texto que hizo levantar todas las alarmas. Los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) apuntaron que cuando Noemí Martínez Largo le envió a su hermano un mensaje de teléfono ya habría ejecutado su amenaza y la niña estaría muerta. Habría convivido con el cadáver un día entero. La acusada se encuentra en la prisión de Asturias.
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