Madame Rití descansará en Gijón, «el mejor lugar del mundo»

La diva de la noche gijonesa durante cerca de 40 años, la carismática Madame Rití, Rita de Diego Fernández, falleció este lunes, en Madrid, con 91 años llenos de anécdotas en el céntrico y conocido local El Arlequín: «lugar de ocio y encuentro que entremezclaba glamour y diversión y del que no tengo más que contar», decía esta reina, querida por todo el mundo y que nunca hablaba de lo que acontecía en su reinado. Prueba de ello fue el fastuoso homenaje que recibió en 2001 en el restaurante Las Delicias, entonces a cargo de su amigo Valentín Villabona. «Nadie en Gijón quería faltar, porque ella era una mujer excepcional, querida, agradable, muy humana, muy amiga y generosa. Recuerdo acudir al homenaje con mi gran amigo Enrique Castro 'Quini', 'El Brujo', que la quería también muchísimo», relata Sergio Puente, famoso barman, hostelero, sportinguista y autor de importantes iniciativas gijonesas, como la de recaudar fondos para culminar la estatua de su amigo Quini, o también por estar a la cabeza del Grupo Gijón Puerta de la Villa. Recordaba Puente, a preguntas de EL COMERCIO, haber hablado con Rita «hace solo cuatro días. Ella me dijo: 'Ay Sergio, no puedes faltar nunca'. Y ahora nos falta ella. Estoy muy apenado».

Sergio, gran amigo de Rita, a la que conoció «con 14 años» cuando él trabajaba en el Café Continental y con la que pasaba horas jugando al parchís –«1.000 pesetas la partida y 100 por ficha comida nos jugábamos»–, seguía conmocionado tras recibir la notica por boca del yerno de Rita, Julio, quien, muy afectado, le avisó de tan triste pérdida. «Ayer me llamó Julio. Ha sido una muerte inesperada y que deja un gran vacío». Rita, cuenta Puente, era una enamorada de su ciudad, de Gijón. «Aunque desde hace unos años vivía a caballo entre Madrid y Marbella, venía siempre que podía. Todavía estuvo aquí el pasado 11 de octubre con su familia, yo los acompañé y fuimos a comer al restaurante El Faro del Piles, desde donde admiró su querida bahía gijonesa y estuvo leyendo EL COMERCIO, que le encantaba». Madame Rití, quien también era conocida como 'La Faraona' de Gijón, deja un trono vacío, el de una reina como ella se sentía, pero una reina muy trabajadora, pues con 14 años ya comenzó a trabajar como cigarrera. En su local, El Arlequín, paraban personas de toda índole: vecinos, alcaldes, presidentes de clubs de fútbol y de importantes entidades, hasta famosos de ámbitos diversos y gente llegada de fuera de la ciudad para disfrutar del gran ambiente de ocio que se respiraba en El Arlequín.

La familia de Rita quiere trasladar, en palabras de su yerno, «el mayor de los abrazos para todos los vecinos de Gijón porque Rita, ante todo, se sentía gijonesa. Leía cada noche EL COMERCIO para ver si en los obituarios aparecía un conocido», explicó Julio Suárez, aún muy afectado. Él quería quedarse, dijo, con «la preciosa jornada que vivimos el domingo comiendo todos en familia en el Asador Donostiarra para conmemorar por adelantado el día del padre. No paró de abrazar a sus dos nietos, mis hijos Julio y Álvaro, a los que adora, y de jugar con sus bisnietos de tres y un año». Cuenta Julio que la familia aún no se cree lo sucedido. «A las once de la noche, empezó a encontrarse mal, llamamos al 112, que acudió al domicilio, y decían que eran gases. Pero se desplomó en el hospital y nos comunicaron que se había roto la aorta y le quedaban unas horas». Se fue rodeada de los suyos, deseando volver a su querido Gijón y ver a su gente. Desde la familia solo queremos dar las gracias», finaliza su yerno.

En su homenaje en 2001, dijo: «Soy como Sara Montiel, pero no escribiré jamás mis memorias. De Gijón al cielo». Y desde el cielo, Rita seguirá mirando con mucho cariño «al mejor lugar del mundo, mi querido Gijón», donde la familia espera poder tirar parte de sus cenizas los próximos días tras la incineración que tendrá lugar hoy en Madrid.

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