EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Sábado, 14 de mayo 2022, 00:56
Sin haber cumplido los 18, un joven lleno de sueños birló las llaves de una sala de la Biblioteca Nacional de Chile, las estampó en un molde de cera y logró hacer una copia. Pasó dos noches y dos días encerrado entre libros. Desde ayer, ... Luis Sepúlveda, ese joven que anhelaba convertirse en depositorio del lenguaje silencioso de los libros se convirtió en escritor y recogió esta anécdota en 'El poder de los sueños', «no va a necesitar esas llaves». «Ahora tiene su propia biblioteca y todos los que ahora estamos y las generaciones que seguirán le tendremos a él. Para siempre».
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Así lo dijo Jesús Fernández Álvarez, encargado durante trece años de la biblioteca de Turón. Ayer hizo reír a Carmen Yáñez, viuda de Sepúlveda, al rememorar esa aventura del chileno, que ya da nombre a la biblioteca del Centro Municipal de El Coto. Además de la placa descubierta junto a la entrada, una foto del escritor, sonriente en blanco y negro, preside un rincón entre las estanterías que se han nutrido de cuarenta nuevos ejemplares de su obra, donados por su editorial, Tusquets, y su familia.
Carmen, que estuvo acompañada por Carlos, Jorge y Paulina, hijos del escritor, y por su nieta Camila, se emocionó al recordar cómo justo al día siguiente de que decidieran retomar su vida juntos 'Lucho' le pidió, de sopetón, que se fueran a vivir a Asturias, a Gijón. «Fue amor a primera vista, realmente: cuando conoció la ciudad se enamoró de ella. Vivía en Hamburgo y soñaba con vivir aquí hasta que finalmente lo consiguió», relató. «Nosotros tenemos una historia de amor de muy atrás y cuando volvimos decidimos vivir nuestro amor aquí, en Gijón».
Un peliculero primer encuentro en un andén, con Laura Castañón persiguiendo a Sepúlveda para que le firmara un libro. Una visita al Salón del Libro Iberoamericano, germen del traslado de Josu Monterroso a Asturias. O cuando Xuan Bello, que conocía a 'Lucho' como lector, descubrió al entablar relación con él que había dos narradores: el que escribía y el oral. Son anécdotas con las que ayer pareció que Sepúlveda compartía un rato con sus colegas, incluida Beatriz Rato, en El Coto. Hoy, el homenaje sigue con una lectura ciudadana (11 h., Antiguo Instituto).
Luis Sepúlveda «siempre fue reconocido en esta ciudad, siempre la ciudad le dio muchísimo a él y él le devolvió todo lo que la ciudad le dio», reflexionó también la escritora. Por eso, aseguró, «le han dado este espacio que para él habría sido un honor tener cuando estaba vivo».
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Desde julio de 1996, rememoró Fernández Álvarez, «sus libros han sido firmados en Gijón y la mayor parte de ellos habrán salido de su lugar favorito para escribir, la cocina de su casa». «Cuentista, novelista, cronista, cineasta, dramaturgo, poeta... más que en la inspiración, creía en la dedicación y la disciplina» para deformar la realidad hasta hacer magia con ella.
«Los grandes escritores nunca mueren, permanecen con nosotros a través de sus palabras», dijo la alcaldesa, Ana González, quien explicó que decidieron bautizar una biblioteca para ligar el nombre de Luis Sepúlveda al lugar que «universaliza el acceso al conocimiento». 'Lucho' «dijo que en Gijón había instalado su cuartel general y eso nos hizo pensar que esta era una de las mejores» para perpetuar su memoria.
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La bibliotecaria, Ana Alonso, contó que incluso tienen un «viejo que lee novelas de amor». Y, convencida, añadió:«A partir de ahora, la biblioteca de El Coto va a ser más acogedora a través de las palabras de Luis Sepúlveda».
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