EUGENIA GARCÍA
LA GRANDA.
Miércoles, 28 de agosto 2019, 00:18
El presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido, prevé que la planta regasificadora de El Musel esté operativa en 2021. No antes, pues la tramitación de impacto ambiental que requiere para su puesta en funcionamiento no estará lista hasta el próximo mes. Una ... vez aprobado dicho documento, clave para poner en marcha la regasificadora sin incurrir en un incumplimiento de la sentencia que la mantiene en «hibernación» desde que concluyera su construcción en 2012, Enagás, propietaria de la instalación, podrá consolidar la autorización administrativa con la que ya cuenta y continuar con los trámites necesarios para su puesta en marcha.
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«El trámite medioambiental de la regasificadora debería terminar en septiembre, y todo apunta a que, si todos estos trámites acaban este año, Enagás pueda sacar en 2020 el concurso para operar la planta», aseguró ayer Laureano Lourido en los cursos de La Granda, donde participó en el coloquio 'La importancia de los puertos asturianos en el suministro y la expedición de productos' junto a su homólogo del Puerto de Avilés, Santiago Rodríguez Vega.
Fue el pasado febrero cuando se reinició la tramitación medioambiental de la planta y, si las previsiones se cumplen, dicho trámite podría quedar cerrado el próximo mes. En abril, el presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, manifestó su respaldo a esta instalación y se comprometió a impulsar la agilización de dicha tramitación. Dos meses más tarde, el consejero delegado de Enagás, Marcelino Oreja, visitó Gijón y mantuvo una reunión con la alcaldesa, Ana González, en la que le presentó los detalles del proyecto para Gijón.
El objetivo de la compañía gasista es utilizar la instalación como 'hub' o punto de almacenaje para su posterior distribución en el mercado europeo. «Así lo pidió eufemísticamente Europa cuando dijo que los países del sur debieran ser solidarios con los del norte y que tendríamos que hacer un esfuerzo para la recaptación de esa energía», abundó Lourido.
«La regasificadora de Gijón -que el presidente de El Musel considera «vital para compensar la caída del carbón»- está pensada precisamente para que entre gas procedente del sur, se almacene y se redistribuya en barcos pequeños hacia el norte de Europa».
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Si la puesta en marcha de la planta prospera, los planes de la empresa hablan de la creación de 50 empleos directos y 350 indirectos. Asimismo, Enagás pronostica un tráfico de 50 barcos al año que cargarán y descargarán gas natural licuado en los dos grandes depósitos levantados ya en el puerto, cada uno de ellos con una capacidad de 150.000 metros cúbicos. La Autoridad Portuaria de El Musel ha incluido estas previsiones de tráficos en su Plan de Empresa para 2021.
De desbloquearse la regularización de la instalación de El Musel, en la que Enagás invirtió más de 380 millones de euros, se pondría fin a casi siete años de trabas administrativas y legales, desde que en 2012 el Gobierno central decidiera mantenerla en hibernación basándose en un informe de la Comisión Nacional de la Energía que consideraba que la planta no era necesaria, una moratoria que quedó levantada en mayo de 2018. La planta también sufrió varios obstáculos de índole judicial. Tras la denuncia de diversos colectivos, una sentencia la consideró ilegal al incumplir la legislación en cuanto a distancia mínima a zonas habitadas, si bien finalmente el Tribunal Superior de Justicia de Madrid rechazó la petición de demoler la planta.
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