«Sería lógico que el presupuesto de los Fuegos siguiera un sentido ascendente»

-El mejor juez es el público, los espectadores. Y arrancar ovación tras ovación en cada una de las fases y conjuntos dice mucho. Íbamos con gran ilusión y muchas ganas. Es verdad que si los importes económicos se incrementan se nota, pero que la ciudad apueste por ello le da entidad. Gijón es una ciudad que respeta, ama y le pone mucho énfasis a los fuegos, y eso lo percibimos nosotros y en el espectáculo. Es como para un equipo de fútbol jugar en uno de los mejores estadios.

-Tuvieron una pequeña ayuda del viento nordeste.

-Nos hizo un gran favor a nosotros como empresa y a los espectadores: nosotros hacemos el espectáculo en diferentes alturas para que no acumule humo en una sola, pero tener niebla y condiciones adversas lo habrían deslucido.

-¿Es normal que se originen incendios como los del cerro?

-En uno de los mayores espectáculos pirotécnicos de la cornisa cantábrica que congrega a medio millón de personas, que se originen pequeños incendios en un acantilado con resto de maleza que ni es accesible para los bomberos es una anécdota, algo liviano. Tenemos la capacidad de arrastrar mucho público, somos garantías de espectáculo de éxito: fabricamos, y eso es una seña de identidad, te hace único.

-Se aumentó el presupuesto hasta los 94.380 euros (78.000 más IVA), cuando en 2019 y 2018 eran unos 60.000.

-El organizador ha hecho un esfuerzo y lo anotamos, pero con la frialdad de los números, cinco años después y con el desborde de precios la subida tampoco es tan significativa. Si repartes esos casi 80.000 euros entre medio millón de personas hablamos de que los 25 minutos de espectáculo han costado 16 céntimos por espectador. Es fundamental que Divertia y la ciudad apuesta por los Fuegos y les da entidad, y por tanto es lógico que esto, en la medida de lo posible, siga un sentido ascendente.

-A nivel técnico, ¿qué avances han supuesto tanto el tiempo de pandemia como el incremento presupuestario?

-Si tiramos de hemeroteca, la evolución en la fabricación de productos y el diseño de espectáculos respecto a 2018 y 2019 es evidente: los gatos con bigotes, el conjunto íntegro de carcasas que parecían girasoles amarillos con un aro blanco... Son elementos de desarrollo de ideas en la pandemia.

-¿Cuál fue su composición favorita?

-Por lo que se percibe y transmite, la cortina blanca final, una apoteosis de perlas blancas que se fabricaron, diseñaron y testearon en la pandemia y que arropó a toda la ciudad con un halo blanco. Fue un broche muy bonito y significativo, idea de Ricardo Caballer; un cierre elegante, diferente, que fue un punto de inflexión en el espectáculo y la empresa. Porque el cerro es muy grande, y lograr ese paño lumínico y hacer vibrar al público cuando está a gran distancia es muy difícil. Y sobre todo, generar ese ritmo de espectáculo que fue de menos a más...

-En el Restallón, por contra, hubo quien extrañó más ruido.

-Hay que poner en valor cuál es el evento principal. El Restallón se puede hacer más grande, pero al final es una guinda al evento, hay que darle la importancia que hay que darle. Cuanto más grande lo queramos, habrá que inflarlo económicamente. Cada cosa en su medida.

-¿Repetirán?

-Estaríamos encantados de repetir en la ciudad de Gijón. Desgraciadamente en esta ciudad es echar una moneda al aire cada año. El año que viene puede haber alguna empresa que arriesgue, porque la ley funciona al mejor postor, al 'low cost'. Nosotros no somos esa empresa, por respeto a la gente.