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M. MORO
GIJÓN.
Lunes, 4 de junio 2018, 00:36
«Pensábamos salir a la calles y hacer una procesión tan grande como la de Toledo, pero estamos en Asturias donde aparece el sol y casi sin ocultarse aparece la lluvia». Así disculpó ayer el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, los impedimentos meteorológicos ... que deslucieron la celebración central de la fiesta del Corpus Christi en la ciudad. La persistente lluvia que cayó ayer por la tarde obligó a suspender la procesión del Santísimo en la custodia de plata por el Campo Valdés y las calles cercanas. Un santo desfile que desde hace años pretende recuperar una tradición que durante siglos ha formado parte de las ceremonias religiosas de la villa de Jovellanos.
Las parroquias que dependen del Arciprestazgo de Gijón suprimieron sus misas vespertinas y se reunieron en San Pedro junto las cofradías penitenciales y la Adoración Nocturna para que tanto los sacerdotes como la feligresía pudieran participar de forma masiva en esta celebración. En un primer momento hubo intención de salir en procesión acortando el recorrido, pero la lluvia en lugar de aflojar fue arreciando.
En cualquier caso el templo se llenó de fieles y los niños y niñas que este año han hecho la primera comunión, vestidos con los trajes con los que comulgaron por primera vez, fueron igualmente los protagonistas de la fiesta del Corpus aunque debieron quedarse a cubierto. Tampoco pudieron salir a procesionar con ellos las manolas, mujeres con mantilla española y atuendo totalmente negro.
La celebración del Corpus no pudo contar este año con la presencia del arzobispo, Jesús Sanz Montes, convaleciente por una caída que le ha provocado una lesión en la rodilla que le obliga a guardar reposo. Ante la ausencia del prelado, la ceremonia fue presidida por el arcipreste, José Aurelio Llorens, quien destacó que en una época donde proliferan «las idolatrías» los creyentes se reúnen en la fiesta del Corpus Christi para «adorar a Jesús y vivir la fraternidad con Él».
En el momento más emotivo, los hermanos mayores de las cofradías penitenciales hicieron una reverencia al Santísimo ante el altar mientras la Manda Sagrado Corazón de Jesús de Oviedo interpretaba el himno de España.
Gómez Cuesta aprovechó su alocución para explicar que la custodia de asiento de plata que atesora su iglesia y que en esta ocasión no pudo sacarse en procesión es obra del orfebre sevillano Fernando Marmolejo. «Murió en 2006 y era académico de Bellas Artes. Por eso lleva tantas campanillas, porque es de la escuela sevillana», explicó a los feligreses para que valoren, dijo, lo que tienen y que se costeó en su momento con donativos de los parroquianos. «Que no caiga la devoción y veneración por Jesús. La palabra de la verdad la tiene Él», arengó.
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