«La lluvia no es más fuerte que la fiesta»

Hasta el momento, cumplieron con su palabra, especialmente para los más pequeños que, sin lugar a dudas, se convirtieron en los protagonistas de la jornada de ayer. Todos coincidieron en que «no podía ser de otra manera», pues «fueron las grandes víctimas de la pandemia, se merecen conocer una vida repleta de risas y juegos».

Los vecinos de Tremañes, La Camocha, El Arbeyal y Viesques volvieron a ver a sus niños corretear por sus barrios e incluso disfrutando de su primera verbena de la mano de un DJ infantil que culminó con la jornada de ayer en Tremañes. También participaron en numerosas gincanas, talleres y juegos infantiles, eso sí, en su gran mayoría pasados por agua.

«Calienta que sales», decían algunos de los padres que allí se encontraban. La noche fue el turno de los más mayores, aunque antes de la romería, Tremañes y La Camocha disfrutaron de meriendas, cenas e incluso de una chocolatada, que compartieron junto a sus vecinos, quienes no dudaron en brindar por «las cosas simples de la vida, como los reencuentros y la buena compañía».

Asimismo, nada más oírse el primer acorde, muchos de ellos dejarón atrás su promesa de «la última y nos vamos» y se quedaron hasta el final de la fiesta. La música de las orquestas se volvió a oír por toda la ciudad, y más que eso, los cánticos, la emoción y la energía de los allí presentes. Clásicos de las fiestas de prao, como 'Asturias' de Víctor Manuel o 'Gijón del alma' de Vicente Díaz, unieron a todos los vecinos que mantenían una mano ocupada por el vaso de sidra y la otra por la mano de sus vecinos.

Como buena asturiana, Marta Fernández apuntó: «Siempre que vengo a una fiesta de prao me pongo más contenta, se me olvidan los problemas, el trabajo y las hipotecas». No era la única, ya que varios de sus vecinos de Viesques se unieron a estas sabias palabras. De hecho, «¿cómo pudimos vivir dos años sin esto?, se cuestionó más de uno. «Es el empujón que necesitamos para trabajar todo el año, no tiene sentido ni un verano ni una vida sin estas fiestas», indicó un grupo de amigos llegado desde Oviedo para disfrutar de la verbena nocturna de La Camocha.

También los vecinos de Mareo hicieron su balance tras estos dos días de fiesta. «Es increíble que ni la lluvia haya podido con esto», aseguró Pilar Rivero, que, a pesar de que hoy tenía que acudir temperado a su puesto de trabajo, «no me lo perdería por nada del mundo y lo mejor de todo es que todavía queda más».

Y como decía Mago de Oz, «hasta que el cuerpo aguante». Las fiestas continúan y todo apunta a que esta vez no van a ser necesarios los paraguas. La de hoy es solo la segunda jornada de unas fiestas que en su gran mayoría culminarán mañana, excepto El Arbeyal, que pondrá el punto y final el lunes con las atracciones para niños a mitad de precio.