No hay grabadora para tanto como sabe, pero sobra papel para lo poco que desvela. Por sus manos han pasado, de forma literal, los sueldos de los concejales de finales de los 70 y los cachés de las estrellas de los 80. Llevó a Dylan ... y a Sanz en su coche, compartió tortillas con Pavarotti y risas con Bruce. Pero no habrá libro de memorias. Ni siquiera ahora, cuando Miguel Rodríguez Acebedo (Gijón, 1955), la otra pata del banco que formaba con Daniel Gutiérrez Granda y sobre el que Gijón brilló con sus conciertos, se jubile en noviembre. De escribir, lo haría de otros nombres, de su familia: Iñaki, María y Blanca. Sobre todo, de Blanca.
-Tina, Bruce y Jagger no se jubilan. ¿Cómo se le ocurre a usted hacerlo?
-¡Home, ho, ya toca! Debo de ser el funcionario más antiguo del Ayuntamiento. Empecé en 1976 y en diciembre cumplo 64 años. Me quería haber jubilado hace meses, pero me pidieron seguir en el Botánico.
-El hombre que trajo a los grandes a Gijón empezó con un entoldado.
-En el entoldado empezó todo, sí, pero no es algo mío. Yo estaba de cajero municipal y llegó Daniel Gutiérrez Granda como concejal del PSOE. Venía de la mili.
-¿Cómo es pagar a un concejal?
-En aquellos años era así. A principios de mes, pasaban todos por caja a recoger su dinero...
-¿Hasta el alcalde?
-El alcalde no me tocó nunca, pero los concejales, todos. Se lo daba en metálico, en un sobre. Ahí conocí a Daniel y me dijo que si iba con él a Festejos.
-Y fue.
-Claro. Yo soy muy pasional y estamos hablando de un Gijón por construir. Y empezamos. Hacíamos de todo. Una vez, un espectador nos dijo que si solo estábamos nosotros: nos había visto a Daniel y a mí vendiendo entradas, cortándolas en la puerta, dando la orden de inicio y, luego, ayudando a Berto Turulla y Paco Currás a desmontar.
-Cabían en un taxi.
-Cierto. Siempre hemos sido un equipo pequeño: Daniel, Luis Cascallana, Marisa, Rosana, Carmen...
-¿Cómo se llega con eso a Bruce?
-Con pasión y los objetivos claros. A Daniel y a mí no se nos ponía nada delante. El primer gran concierto en Gijón fue Joe Cocker en la plaza de toros, pero por el entoldado, entre 1980 y 1984, ya habían pasado muchos grandes: Gades, Serrat, Amancio Prada, Camarón, Lole y Manuel...
-¿Cómo es esa primera vez que negocia un concierto internacional?
-Daniel y yo sabíamos que todo lo cocían dos grandes promotoras. Así que a Madrid nos fuimos a verlas.
-¿Y sabían dónde estaba Gijón?
-No, pero lo explicamos. Y llegó el primer gran concierto, el de Cocker en la plaza de toros. Y luego, el primero de El Molinón, el de Tina Turner, en 1990. Luego ya, con Doctor Music, llegó Bruce. Y por Gijón pasaron Dire Straits, Bon Jovi, Prince, Sting, Bowie...
-Como 'springstiana', gracias.
–Bruce es un tío genial, cercano, como Cocker, que se quedó a ver cómo jugábamos al parchís.
-¿Quién jugaba?
-Loli, la guardesa de la plaza de toros, y yo. Teníamos la costumbre de, cuando acababan los conciertos, echar una al parchís. Se montaba un corro alrededor viendo cómo nos insultábamos...
-¿Se insultaban?
-Bueno, babayu y eses coses. Cocker vino a ver qué pasaba y se quedó.
-Ahora me dice que con Bruce también jugó y la tenemos liada.
-No, pero sí echamos unas risas. Sus ensayos eran un concierto entero. Lo probaba todo. Se recorría todo El Molinón para ver cómo sonaba en cada punta. Eso también lo hacía Prince, aunque él era más distante. Bruce, sin embargo, se sentaba contigo a ver cómo sonaba la banda.
-Me está cayendo usted fatal.
-Pues ahí estábamos sentados él y yo cuando, en su primer concierto, la Policía Nacional vino al típico control de explosivos. De repente, los perros se lanzaron a unas cajas que había bajo el escenario y empiezan a descolgarse de los andamios todos los de montaje gritando «¡No, no, no!» y él, descojonado.
-Le trajo tres veces.
-La última no fue cosa mía. Sí es verdad que Fernando Couto (en aquel momento concejal de Festejos de Foro), me pidió colaboración y lo hice encantando. Bruce es éxito seguro.
«One million»
-Éxito fue que Gijón acogiera el único concierto de los Rolling en 1995.
-Eso sí que fue (se entusiasma) ¡la hostia!.. Nos llegaron a amenazar de muerte por traerlos.
-¿Quién?
-No se dice el pecador, pero aquel concierto llegó a Gijón en contra de los grandes productores. De hecho, cuando fuimos a Barcelona a hablar con la empresa que gestionaba esa gira pasaron de nosotros.
-¿Cómo que pasaron?
-Sí, dijeron que Gijón estaba bien para los Eagles, pero que los Rolling y, sobre todo, el único concierto en España, que a dónde íbamos.
-¿Y a dónde fueron para traerlos?
-Pues a Londres. En el barrio de Chelsea nos plantamos ante la puerta de John Giddins, que era el agente europeo de los Rolling. Sin saber una palabra de inglés. Yo, solo los números. Daniel, ni eso.
-¿Entonces?
-Íbamos con Jorge Fernández León, que no solo hablaba inglés de maravilla, sino que tenía el contacto para llegar a Giddins. Jorge hizo la presentación, qué era Gijón, todos los grandes que habían pasado ya por aquí y, cuando había que hablar de dinero, yo decía 'one million'... Ellos seguían hablando en inglés y, cuando me miraban, yo decía 'one million'...
-Muy generoso alguien a quien el sector conoce como 'Dr. No'
-(Risas). Hay que saber hasta dónde se puede llegar. Y, es verdad, soy muy cabezón. En ese concierto de los Rolling, los patrocinadores querían un palco y un montón de servicios. Dije, vale, pero es un millón...
-¿Otra vez 'one million'?
-Pero esi era de pesetes, el del concierto era de dólares.
-¿Y pagaron?
-Sí. La pobre Rosana, de mi equipo, estaba desesperada, porque la negociación fue dura. De repente, llega y dice '¡Miguel, pagan el millón!... Casi se muere cuando le dije 'pero con IVA'.
-¿Lo logró?
-Claro, ya digo que soy cabezón y, además, estamos hablando de dinero público, de dinero de los gijoneses, y había que gestionar bien.
-Por sus manos han pasado millones, para concejales y para artistas. ¿No le cayó nada en el bolso?
-(Muy serio) Pasaron millones, es cierto, pero jamás cogí nada. Ni Daniel ni yo. El dinero público es sagrado. Además, siempre quise decidir mi futuro. Nunca me casé con nadie, ni con aquel promotor que, tras un gran concierto, me llevó a un aparte para preguntarme por mi porcentaje. Quedó de piedra cuando le dije que yo ya tenía mi sueldo.
-Ahora se sacaría un pico si vendiera sus memorias.
-¿Mis memorias? ¿De lo que viví con estos artistas? Nunca. Admiro a todo el que se sube al escenario. Me parece muy grande lo que hacen.
-¿Es mitómano?
-No. Solo guardo, además de todas las entradas número 1 de invitación, una servilleta en la que Tina Turner dejó los labios marcados.
-Aunque esto no sea 'Sálvame', algo podrá contar.
-¿Qué voy a decir que no se sepa? Ya digo que Bruce es encantador, como Grappelli, que vino a comer fabes con almejes a casa en mi coche. Que mientras Jagger se alojó en casa del conde de Revillagigedo, con Pavarotti fuimos al Palacio de San Cucao a ver caballos y merendar tortilles. Que Prince era distante, pero menos que Dylan, que no hablaba con nadie. Lo tuve que llevar en mi coche...
-¿Tiene usted una limusina?
-No, un Polo. Pero él no quería coche oficial, así que fue de copiloto en el mío. Eso sí, con la capucha puesta y sin soltar una palabra. También llevé a Alejandro Sanz. Por cierto, un tío encantador y, en proporción, el concierto más rentable. De él sacamos los 17 millones de pesetas que costó el piano de cola del Jovellanos.
-Con McCartney, sacar no sacaron.
-Eso ya no fue nuestro. Daniel y yo ya estábamos en el Principado, con Tini como presidente.
-Ya. ¿Acariciando un gato?
-¿Cómo?
-Como el 'Padrino', al ver el fiasco del concierto.
-No, no. Fue una pena. Vine como espectador...
-¿Pagó? Porque la mayoría, no
-No, yo vine invitado. Y sí, ese fue el problema. Junto a la taquilla de venta había una de una empresa regalando entradas. Eso no puede ser.
-¿Cuántas entradas le han pedido?
-Buuuf... Incontables... Bueno, no tantas, porque como saben que Daniel y yo siempre decíamos que no, al final, ya ni nos pedían.
-En Oviedo fracasaron los grandes conciertos ¿Nunca quisieron ficharles los de la SOF?
-(Risas) No, nunca me llamaron.
-¿Por qué Gijón llenó y Oviedo no?
-Porque hay que tener objetivos claros y organización. El mismo año que nosotros metimos a 40.000 personas en El Molinón con Bruce ellos fracasaron con U2 en el Tartiere. No se puede trabajar sin programación y regalando entradas.
-¿Qué le puedo regalar yo para que diga cuál fue el peor?
-Ya lo dije alguna vez, Luis Miguel. Prohibió que nadie le mirara mientras ensayaba, así que todo el mundo que estaba currando en el montaje tuvo que trabajar de espaldas. Pero, prefiero quedarme con los buenos momentos. Como Serrat o la amistad con Víctor Manuel y Ana.
-¿Cómo es Ana Belén de cerca?
-Una 'rabanera' maravillosa. Parez más de Mieres y que Víctor... Me echó una bronca un día...
-¿Qué le hizo?
-Yo, nada. Jugando un partido con Víctor, uno le metió los tacos en la pierna y le dejó hasta cicatriz. Cuando me pilló Ana Belén me echó una bronca de la de Dios. Que si nada de jugar más, que si había tenido que curarle la herida meses...
-¿Sigue jugando usted?
-¿Al fútbol? No. Sigo siendo socio del Sporting, eso sí que ye pasión. Uno de los primeros. Y corro. Estuve en la primera San Silvestre de Gijón y procuro no faltar a ninguna.
-Y con Daniel Gutiérrez Granda, ¿firmó ya lo de ser una pareja de hecho?
-Solo nos faltó. Pasamos 19 años juntos. Soy su padrino de boda.
-¿Nunca se enfadaron?
-Él, conmigo. Cuando le dije que no volvía con él al Principado. Pero ya había conocido el Botánico y la mi muyer me dijo que me quedara. Y Blanca siempre acertaba. Pero luego el enfado se le pasó.
-Con el rock ¿llegaron el sexo y las drogas?
-(Carcajadas). Daniel y yo nunca nos metimos drogas. Acabábamos tan rotos tras los conciertos que lo único que queríamos era él ir con Ana y yo con Blanca y los críos.
-¿Y las 'groupies'?
-¿Groupieeees? (Se muere de risa) Tampoco, lo que hubo fueron 'gurkhas'.
-¿'Gurkhas'?
-Sí. En uno de los primeros grandes conciertos, un promotor no quería tener mujeres para carga y descarga del material. Le puse veinte y lo hicieron tan cojonudamente bien que las 'gurkhas' de Gijón se hicieron famosas en el sector.
-De Blanca (su esposa, fallecida en 2014 a los 57 años), ¿hablamos?
-(Se emociona) Siempre he dicho que en vida he tenido mucha suerte: en lo laboral, dar con Daniel. En lo personal, con Blanca. De Blanca hablo siempre. Blanca son los mis fíos, Iñaki y María, Blanca ye todo. Nos conocimos a los 19 años y ya no nos separamos. Cuando murió fue la mayor hostia de mi vida. Pero con mis padres, Santos y María Teresa, con mis hermanos, con mis amigos, con el saxo, que empecé por aquella época, salí. Hay que seguir.
-Si volviera a empezar, ¿tocaría contratar a Rosalía y a youtubers?
-Habría que mirarlo. Rosalía es un fenómeno. Y youtubers como Rubius o Auroplay, también.
-Ahora que se jubila, ¿va a recuperar el saxo?
-Sí, y la carrera de Geografía e Historia.
-Bruce se quedó sin su saxo, igual si le manda usted una maqueta.
-Con lo competitivo que soy, igual acabamos mal.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.