Una llegada en barco entre vítores y pancartas

Tras atracar en el Puerto Deportivo, Melchor, Gaspar y Baltasar explicaron que estas dos últimas jornadas «han sido complicadas por la lluvia». Pero los vientos marinos, de hecho, ayudaron a adelantar su llegada, quince minutos sobre lo previsto. Sus Majestades aseguraron ser conscientes del comportamiento «excelente» de todos los niños. «Tenemos unos informes maravillosos de nuestros pajes», contaban al tiempo que aseguraban llegar a la ciudad «cargados de regalos para cumplir todas las expectativas de los más pequeños», pero también de los mayores. «Nunca nos olvidamos de los padres y abuelos, esta es una fiesta para todos». Por las condiciones meteorológicas, eso sí, pidieron a los niños que les dejaran por la noche «un caldo para evitar el frío» y, por supuesto, que no les faltara en las casas «sidra asturiana».

Después de los saludos y un cálido recibimiento por parte de los niños, los Reyes Magos se dirigieron en sus coches oficiales hasta el Palacio de Revillagigedo, donde les esperaban las autoridades municipales. La primera en saludarles fue la alcaldesa, Carmen Moriyón, quien dijo que este año en su carta les pedía «mucha tranquilidad para Gijón y que las cosas vayan bien, sobre todo a nivel de progreso y desarrollo».

Tras el saludo oficial, volvieron a acercarse a los pequeños, que entre gritos intentaban hacerse con la ansiada foto. Además de llamarles a voces, muchos llevaban consigo pancartas para llamar su atención. «Os queremos mucho Reyes Magos», rezaba la de Nadia y Adriana. Tapadas con capuchas, gorros y paraguas, la lluvia no impidió que se acercaran un año más a ver a Sus Majestades: «Siempre somos fieles a ellos».