La avenida Eduardo Castro empieza en la glorieta que da acceso a El Musel por el sur y termina al final del súper puerto, en el túnel que cruza el cabo de Torres, por donde pasaba el tren de Carreño hacia la central térmica de Aboño. Es una vía que ha visto mucha actividad mercantil y que cuenta, por un lado, con un margen que se abre al mar y, por otro, con un cúmulo de construcciones unifamiliares y barriadas residenciales que ofrecen un maravilloso contraste en la falda del Jove que un siglo y medio atrás fue el Somió gijonés. Nos estamos refiriendo a El Muselín, Pescadores y Portuarios y los últimos vestigios que quedan en forma de palacete ajardinado.
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¿Quién era Eduardo Castro y qué importancia tuvo para Gijón, por qué se le dio una calle y por qué aquí? Pues este ingeniero de caminos, canales y puertos, natural de Astorga, fue el director de las obras de El Musel y entre 1925 y 1931 fue el ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto. A él se le deben un par de planos de Gijón que incluían los correspondientes proyectos de ampliación del nuevo puerto. En 1925 dirigió las obras de consolidación del dique Norte y entre 1926 y 1930 se hizo la prolongación y el morro del mismo. Eduardo Castro fue un pionero en la proposición de hacer diques aislados, aunque ninguno se efectuó. Su secreto mejor guardado, por lo que deberíamos ponerle en valor, es que este catedrático, durante su estancia en Gijón, se dedicó a estudiar y buscar cementos adecuados para obras marítimas y esto derivó en el desarrollo, en 1931, de la primera fórmula mundial para el cálculo de diques.
En esta vía, que nació para dar servicio a El Musel, esa es la verdadera explicación de su origen y necesidad, nuevamente vuelve a ser protagonista el tranvía, que se prolongó desde El Natahoyo y era cogido por muchos aficionados a la pesca para ir a con sus cañas a El Musel.
Lo que nadie sabe es que en este entorno, próximo al prado de la iglesia de Jove, se dio una de las mayores concentraciones de campos de fútbol de Gijón. El Jalisco, El Frontón, Santa Cruz… son campos que todavía perviven. Eso sí: el Jalisco se conserva pero rotada su disposición genuina y llamándose ya Benito Arrigorriaga, que era el feudo del Cimadevilla allá por 2002.
Más adelante, en 1964 se hicieron 102 viviendas para trabajadores de la Junta de Obras del Puerto. Entre 1978 y 1984 se conformó el Fondo Social, que era una especie de asociación de trabajadores para sufragar con aportaciones de su peculio la ejecución de un campo de fútbol reglamentario, una pista de cemento y un frontón. Sin embargo, el club se disolvió por entrar estos terrenos, que fueron cedidos por la Autoridad Portuaria, en el Plan de Enajenación que impuso Puertos del Estado. Los terrenos fueron puestos a la venta, pero los trabajadores estuvieron intentando que se desafectasen, ya que eso había salido de su dinero.
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Otro secreto: la historia del hospital de Jove es netamente la de la Asociación Gijonesa de Paz y Caridad. Ya hemos comentado que un momento intermedio de su historia estuvo en Cabrales hasta que los planes urbanísticos republicanos le impusieron su sentencia en forma de derribo. Así las cosas: se instalaron de manera provisional en el convento de las Adoratrices de El Bibio y luego encontraron la finca de Antonio Moriyón en Jove, lo que hoy es el moderno y puntero hospital. Esto sí que no se lo imaginarán: los enfermos, ya que no había ambulancias como ahora, fueron trasladados a este quinto emplazamiento en tranvía, en 1947, y el hospital pudo ser comprado gracias a muchísimas aportaciones particulares y con la deuda del Ayuntamiento sobre la expropiación forzosa de El Náutico. De su diseño se encargó el arquitecto Pedro Cabello.
Quintas de recreo estival de importantes familias gijonesas como los Del Castillo, Paquet, Nava, Moriyón de la Campa, Bango Escracho o Costales fueron poblando esta parroquia del oeste del municipio. A principios del siglo XX, Jove era el Somió del oeste, pero cuando concluyeron las obras de El Musel fueron en busca de otra localización. Arena, eso es lo que había en lugar de El Musel, pues enfrente de Portuarios y Pescadores estuvo durante decenios la playa del Tallerín, unos metros más arriba de la de Jove.
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