Una jornada tranquila en la playa de Poniente se convirtió en un espectáculo de lo más particular cuando los bañistas que disfrutaban de un chapuzón en el mar vieron cómo el piloto de una embarcación perdía el control y caía al mar.
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Por seguridad, la zona tuvo que ser desalojada por los socorristas, prohibiendo el baño mientras la lancha siguió su propio rumbo vertiginosamente dando vueltas durante veinte minutos, hasta que chocó contra el dique. La Policía Local y los socorristas pudieron entonces hacerse con ella llevándola hasta el puerto con ayuda del propio piloto hasta ser remolcada.
El conductor, que responde a las iniciales de J. A. R., se encontraba ileso, con la salvedad de que había «perdido un zapato». «Ha sido una anecdotilla para contar a los nietos», le restaba importancia. La lancha de cinco metros de longitud, con casco de fibra y 75 caballos de motor, acabó con una hélice rota.
Los usuarios de la playa de Poniente asistieron atónitos a la vertiginosa peripecia de la lancha, que por fortuna, acabó sin mayores consecuencias, salvo los desperfectos en el casco de la embarcación. «Fue un susto porque de pronto vimos a una lancha dando vueltas sin parar y sin nadie dentro, pensábamos que iba a venir hacia la arena...», comentaban en el arenal.
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