Tratan de atenuar el delito. Las defensas de Adrián G. G. y Bryan H. M., los dos detenidos por la paliza mortal que le costó la vida en Gijón a José Antonio Justel el pasado mes de noviembre, llevaron este jueves ante la ... titular del juzgado de Instrucción número 5 a las dos personas que estuvieron durante buena parte de la noche de autos con los dos implicados. Estos testigos y amigos de los detenidos declararon que Adrián y Bryan habían estado consumiendo alcohol y cocaína durante el día y la noche de autos. También que era, supuestamente, una práctica habitual.
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El rumbo de estas declaraciones apunta a que las defensas trararán de que el juez del caso aplique el atenuante de drogadicción, o incluso de exima de responsabilidad criminal a los detenidos. A este respecto, el Código Penal en su artículo 20.2 exime de responsabilidad criminal a «el que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión».
Los hechos se produjeron sobre las tres de la mañana en el interior de un local de Fomento. José Antonio Justel estaba solo tomando una consumición cuando fue increpado por los dos individuos, familiares entre ellos y que habían seguido de copas después de asistir a una fiesta de pedida de una prima.
Cuando empezaron a empujarlo y a increparle fueron expulsados a la calle y allí, en cuestión de segundos, le agredieron brutalmente, pegándole puñetazos y patadas y le provocaron una parada cardiorespiratoria. Toda la escena quedó grabada por las cámaras de seguridad del establecimiento y es la principal prueba de cargo contra los arrestados. La víctima llegó viva al HUCA, pero falleció poco después. Los agresores huyeron y se escondieron en casas de Gijón y Avilés, respectivamente.
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