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ARNALDO GARCÍA
Juan Carlos Ayllón

Juan Carlos Ayllón

Director del IES Jovellanos. Tras una vida dedicada a la docencia como profesor de Matemáticas, se jubila en los próximos días

Domingo, 23 de junio 2024, 02:00

Juan Carlos Ayllón resultó ser gijonés por decisión de sus padres, sorianos ambos del mismo pueblo. El trabajo como funcionario de Correos del padre, obligado a viajar con frecuencia a Madrid, no parecía el más adecuado para una vida familiar estable con un bebé en camino, y puestos a decidir, el destino de Gijón para establecerse abrió la puerta a que para Juan Carlos Ayllón fuera esta la ciudad de su infancia primero, y de toda su existencia después.

Juan Carlos Ayllón ha vivido un idilio apasionado con vocación de eternidad, con las matemáticas desde siempre, y no es difícil adivinar que en su rostro convive, con la afabilidad incuestionable, (la sonrisa, la mirada) que lo caracteriza, un laberinto de ecuaciones, de logaritmos, símbolos y enunciados, el permanente interrogante y el cálculo como ingrediente indispensable para mantener los circuitos cerebrales en pleno funcionamiento. También la responsabilidad como forma de vida, la que le vino de serie y siempre integró en su existencia sin alharaca alguna, por ser el hermano mayor, espejo donde mirarse, obligatorio ejemplo. Y claro que lo fue: buenísimo estudiante, habría querido ser médico, pero terminó por optar por la Biología. Y con el título vino la proyección profesional: lo de la docencia fue cosa de familia, porque su abuela materna y su bisabuelo habían sido maestros y puestos a enseñar, lo que de verdad le apetecía era transmitir su pasión por las matemáticas aunque su formación de licenciado respondiera tangencialmente a ello. Así que, como la voluntad y el deseo son más fuertes que ninguna de las dificultades que la vida puede ir poniendo en el camino, se empeñó en preparar las oposiciones para enseñanzas medias en la especialidad de matemáticas. Y lo consiguió.

Juan Carlos Ayllón se ha sentido siempre feliz en ese universo de números, en el que la lógica desanuda cualquier interrogante, y los problemas tienen solución. La vida tiene sentido en las cantidades exactas y también en las aproximaciones, en las medidas, las proporciones, las dimensiones, en los cocientes, en los factores, en los decimales. Esa gimnasia a la que somete el pensamiento que termina por resolver los enigmas, y a la que se ha entregado desde el principio de su vida profesional, mientras que por aquello de los azares y las decisiones ministeriales que a veces viene a ser lo mismo, simultáneamente le tocaba conocer cuando aún eran experimentales las nuevas leyes educativas, primero en Navia, y más tarde en Vegadeo, la primera experiencia con la LOGSE.

Después de unos años en Avilés, desde 2003 se incorporó al Real Instituto Jovellanos y entonces fue cuando la geometría también jugó un papel y le mostró el valor de los círculos que, de una forma mágica comenzaron a cerrarse: de algún modo volvía al escenario geográfico de su primera infancia en la zona de Laviada. También el círculo de la querencia por lo sanitario, porque son sus dos hijos quienes han optado por profesiones (enfermería y fisioterapia) que tienen que ver con la salud. Y aunque no llegó a ser médico le tocó inaugurar su tiempo como director con mascarillas y desinfectante, en plena pandemia. También, por si todo ello fuera poco, el círculo de los orígenes encontró el cierre con el retorno a Soria, allí donde estuvo la raíz, de su hijo que estudia en esa universidad y que ahora que Juan Carlos Ayllón dispondrá de un tiempo ilimitado, lo convertirá en escenario al menos temporal de ese capítulo de su vida. Y unido a ello, un nuevo círculo, tal vez concéntrico: la escritura a la que quiere dedicar parte de sus horas y enlazar de este modo con la memoria escrita de su padre que hace algunos años rescató del olvido su vida familiar en Cirujales del Río, en la casa familiar del siglo XVIII que ahora compartirá paisaje con el mar gijonés, con los paseos por la montaña que este apasionado del senderismo y de los números disfrutará mientras piensa en que no tiene otro deseo que vivir cada uno de los días y dejar que sea la vida la que le sorprenda.

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