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SUSANA D. TEJEDOR
GIJÓN.
Miércoles, 3 de noviembre 2021, 16:45
«Jovellanos no era afín a los toros, pero sí era absolutamente respetuoso y durante su época se vivió el primer gran momento dorado del toreo». Bajo esta premisa, el escritor y crítico taurino Fernando Fernández-Guerra ofreció ayer una conferencia en el salón de ... actos de la Casa Rectoral de la iglesia de San Pedro bajo el epígrafe 'Jovellanos y los toros', en el marco de los actos organizados por la Fundación Foro Jovellanos.
El acto, que fue presentado por el doctor en Historia y profesor jubilado de Enseñanza Secundaria Lluis Arias González, partió de que la idea de que Jovellanos no era un defensor de los toros, «hoy lo entendería en términos científicos», pero el personaje más importante de Gijón, que tocó todos los temas, no obvió «su famoso antitaurismo, del que mucha gente habla y muy poca ha leído». El prócer fue un antitaurino pero, según explicó Fernández-Guerra, no por una cuestión de animalismo, sino «de civilizada ilustración».
El crítico taurino explicó que en aquella época los animales estaban al servicio del hombre. No se hablaba de los derechos del hombre ni se hablaba de los derechos de los animales. «Jovellanos lo adorna y lo refuerza con otras consideraciones que la Historia demuestra que estaba equivocado: decía que no era un espectáculo querido ni perseguido por los españoles, cuando si hay un momento de la historia de la Fiesta es ese. Se refina».
El conferenciante contó que se vive, entonces, en un momento en el que se pasa de ser un espectáculo muy poco organizado a ser muy organizado, reglamentado, se escriben las primeras tauromaquias, y «eso es convertirlo en civilizado».
La lejanía de Jovellanos hacia los toros lo explicó Fernández-Guerra: «El no tenía nada a favor de los toros ni de los caballos ni de los animales, pero consideraba que era un espectáculo deplorable porque ponía en peligro innecesariamente la vida humana. Era una defensa de la vida humana. No habla de toros ni le importan». Pero aparecen los primeros toreros profesionales.
Él es amigo de Goya, que inmortaliza las primeras tauromaquias. Los héroes populares comienzan a ser los toreros. Los toreros empiezan a cobrar en metálico. Se empiezan a hacer las primeras grandes plazas de toros. «Se seleccionan los toros con un criterio».
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