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LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Domingo, 28 de febrero 2021, 02:19
Ni la cifra de consultas, ni la de urgencias, ni la de ingresos, ni la de intervenciones quirúrgicas realizadas en el Hospital Fundación de Jove en 2020 tienen nada que ver con las del año anterior. Con una pandemia de por medio, el cierre del ... balance de actividad del pasado ejercicio en el hospital de referencia para la zona oeste refleja a las claras el impacto que la covid-19 ha tenido en la que era su actividad habitual. Donde más se notó fue en los quirófanos. El porcentaje de operaciones se redujo un 25% con respecto a 2019 al pasar de casi 5.000 intervenciones a poco más de 3.700, cifra que incluye la actividad de la unidad de técnicas quirúrgicas (intervenciones que no requieren anestesia). También asumió un 52% menos de derivaciones de otros hospitales.
La reorganización de las plantillas que el Sespa dispuso al principio de la pandemia, cuando se establecieron dos equipos para garantizar la continuidad de los servicios en caso de contagio del personal, y el establecimiento de las dobles guardias de los anestesistas motivó entonces el aplazamiento de buena parte de la actividad no esencial. Lo mismo ocurrió en lo peor de la segunda ola, en el último trimestre de 2020, cuando Jove ya había pasado a ser hospital covid. Como ocurrió en verano, el personal del hospital se prepara para aprovechar este momento en que la tercera ola pierde fuerza y da cierto margen para recuperar parte de la actividad quirúrgica aplazada.
El 15 de octubre Jove se convirtió en hospital covid y llegó a habilitar dos plantas para atender los casos confirmados (más otra para los sospechosos) que antes derivaba a Cabueñes y, primero, al HUCA. En el momento de mayor ocupación llegó a tener ingresados 65 pacientes con coronavirus.
De hecho, el servicio de medicina interna (del que depende la atención a los pacientes covid) es la excepción en cuanto a los ingresos registrados el año pasado. Si en el conjunto del hospital éstos bajaron casi un 12%, en medicina interna el aumento fue del 17%. Aumentaron los ingresos y también las estancias, un 8,6%.
Para responder a esa mayor carga asistencial derivada de la covid-19 fue preciso reforzar el personal. Así, la plantilla media es ahora superior en 68 profesionales a la de hace un año, cuando la pandemia aún era un eco lejano procedente de China. 63 se destinaron a luchar contra la pandemia, entre ellos 23 enfermeras y 35 auxiliares y técnicos.
También ha supuesto un importante incremento de actividad en el laboratorio de microbiología, que prácticamente ha duplicado el trabajo del año anterior a raíz de asumir a mediados de abril la realización de PCR que hasta entonces se derivaban al HUCA. De las 23.000 pruebas realizadas, cerca de 12.000 fueron PCR (con un resultado positivo en 720).
Y aunque sea un dato secundario, el gasto en elementos de protección (gafas, batas, guantes o mascarillas) es muy llamativo. Por ejemplo, se consumieron un 6.600% más de mascarillas quirúrgicas que en 2019 (de 3.500 se pasó a casi 235.000) y un 1.600% más de batas (107.000).
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