Joaquín Miranda, nuevo presidente del Grupo tras una votación histórica con 7.115 sufragios

Miranda se impuso con un total de 3.198 votos, lo que representa un 44,9% del total del sufragio. José Carlos Fernández Sarasola obtuvo 2.510, su candidatura estuvo durante buena parte del recuento recortando distancias con Miranda, cuya ventaja al inicio del conteo fue determinante. El voto de la tarde, por lo tanto, le aupó a la presidencia del club. También el de primera hora de la mañana fue decisivo. De Sarasola se deduce que al mediodía tuvo un fuerte apoyo de los socios. Logró el 35,2% de los votos. La candidatura de Luis Mitre tuvo 1.369 apoyos. Hubo 38 votos nulos o en blanco.

Tras la certificación por parte de la notaria gijonesa Montserrat Martínez López, la jornada electoral arrancó con puntualidad británica a las diez de la mañana. Ya entonces comenzaron a votar los socios, que en la primera hora de urnas abiertas llegaron incluso a duplicar la asistencia de votantes en comparación con la misma franja horaria en las elecciones de 2020. La mesa 1 –la correspondiente a los socios comprendidos entre el número 1 y 4.000– fue durante todo el día las que más votantes congregó.

Miranda, Sarasola y Mitre entraron juntos al pabellón para ejercer su derecho a voto. Una imagen para la historia que, en realidad, es el reflejo de una campaña electoral que transcurrió de manera muy amistosa entre las tres candidaturas, pese a las puyas programáticas lanzadas.

A las 17.15 horas ya habían votado más socios que en las elecciones de 2020, a la que acudieron 4.875 usuarios de la entidad deportiva a ejercer su derecho. A mediodía se llegaron a producir colas de más de media hora. La alta participación desconcertaba a las candidaturas, cuyos miembros observaban, atónitos, a la masa social. Nadie sabía a cuál de las tres candidaturas favorecía la alta participación.

La mesa 2 tuvo incluso que asumir a parte de los votantes de la mesa 1 en las horas centrales del día. Toda decisión que afectara al normal desarrollo de la jornada debía ser aprobada por la comisión electoral, presidida por el abogado gijonés Javier Díaz Dapena. No hubo durante las diez horas de urnas abiertas ningún acto censurable estatutariamente hablando. Las elecciones fueron en este sentido de guante blanco.