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Vista del ángulo suroccidental del jardín con el enorme acer dissectum Lemon Lime Lace junto a un acer palmatum rojo y un espigado ginkgo biloba.

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Vista del ángulo suroccidental del jardín con el enorme acer dissectum Lemon Lime Lace junto a un acer palmatum rojo y un espigado ginkgo biloba.

Arces, arces y más arces japoneses: el jardín de Bárbara Cangas y Rafa Marro en El Pisón

En una parcela de 780 metros cuadrados con la casa en el centro, Bárbara y Rafa han sabido darle vida al color

Rafael Suárez-Muñiz

Lunes, 30 de mayo 2022, 13:55

Qué curioso, otra vez en El Pisón (Somió), cerca de su amigo y vecino Mario Argüelles y de Rolf Beyebach, en la antigua quinta de los marqueses de Pidal —que fue parcelada y convertida en urbanización de unifamiliares— es donde Bárbara Cangas y su marido Rafa Marro tienen la mayor y más variada colección de arces japoneses de Asturias pero la cosa no acaba ahí. En una parcela de 780 metros cuadrados con la casa en el centro, Bárbara y Rafa han sabido darle vida al color: la exuberancia, la carga matérica, la textura y las formas de sus arces de la mano de otras especies vegetales no menos importantes, aunque sí con menos protagonismo, que contribuyen a enfatizar aún más a esos emigrantes nipones.

Tal intensidad de colores a la vez, las tonalidades cambiantes dentro de ese delicado y palmeado follaje, así como la vivacidad y el movimiento que aportan las estaciones: transmiten en este coqueto jardín una serie de reminiscencias que nos evocan a la obra pictórica de Furutani Kôrin (1893) y de la artista contemporánea Lauren Luloff. Rojos intensos, granates, fucsias, verdes oscuros, verdes chillones, amarillos, amarillo con granate, verde con rojo, granate con verde oscuro anaranjados… son algunos de los colores de una amplia y cambiante paleta cromática estacional que se pueden captar en esta casa de Somió.

Se trata de un jardín perimetral por lo que la incidencia solar es prácticamente uniforme a lo largo del día. Resulta llamativo que dentro de una misma urbanización, a unos pasos de distancia, se escondan dos jardines japoneses con semejante colección de arces como los de Mario Argüelles y Bárbara Canga; el de Bárbara y Rafa tiene ocho años de antigüedad (desde 2007), uno más que el de Mario, pero eso es en la ubicación actual, puesto que los árboles más antiguos tienen entre 10 y 15 años, como el arce Orange Dream (15) y el ginkgo biloba (13), porque anteriormente «estábamos de paso viviendo en otra casa y los teníamos en macetas». En estos 500 m2 de jardín de acidófilas han llegado a darse cita unos 60 arces japoneses «todos diferentes» y «ahora hay 48 porque se nos han muerto cinco», apostilla Bárbara.

Son múltiples los factores que pueden causar la muerte de un árbol pero no cabe duda que volverán a reunir esa espeluznante cifra no tardando. Casi 60 arces, todos japoneses y todos de variedades diferentes. No se conoce mayor densidad, mayor número ni mayor variedad en Asturias hasta la fecha, tan solo se acerca la enorme colección de Miguel Llana-Valdés en La Viesca'l Rexidor, que «entre cultivares y especies tendré unos 50» señala, pero no todos exclusivamente japoneses como en este caso.

Preciosa composición de portes y colores del flanco norte. El acer shirasawanum Aureum protegido bajo la sombrilla, el dissectum Garnet rojo en medio y el Corallinum rojiverde a su izquierda.

El juego con el espacio es muy importante porque es limitado, sin embargo hay una densidad de arbolado de todos los portes que bordea la casa y se establecen predominantemente en el perímetro, es decir, se disponen con una tendencia centrípeta para que no resten mucho espacio y no compitan entre ellos. Hay arces de porte vertical y más altos y hay arces de porte rastrero cuyo ramaje se extiende de manera tabular y planiforme a no más de 40 cm del suelo en algunos casos o de un metro y medio. «El jardín es un ensayo, fuimos eligiendo los portes y los colores casi sin querer» defiende Bárbara.

En el ángulo suroccidental hay un impresionante acer palmatum dissectum Lemon Lime Lace verde, cuyo diámetro se ha extendido dos metros y no tiene una altura superior a 40 cm. Este «lo compré en el rastro a un vivero de Avilés», destaca. Rafa quería un jardín con sonido, como los musulmanes, y para ello necesitaba una fuente de piedra, «que si te quedas mucho tiempo escuchándola es hasta diurética», bromea. Como en el vecino Umbral Botánico, hay varios rinconcitos para el desahogo, un cenador cubierto con una pérgola natural de glicinias, mesas y sillas a la sombra, parterres de formas variadas con elementos pétreos ornamentales y hasta un miniestanque que no es sino una vasija grande con nenúfares.

El acer shirasawanum Aureum, de hoja verde amarillenta y más cerrada, protegido bajo la sombrilla. Detalle de las finas hojas granates del acer Red Pygmy.
Imagen secundaria 1 - El acer shirasawanum Aureum, de hoja verde amarillenta y más cerrada, protegido bajo la sombrilla. Detalle de las finas hojas granates del acer Red Pygmy.
Imagen secundaria 2 - El acer shirasawanum Aureum, de hoja verde amarillenta y más cerrada, protegido bajo la sombrilla. Detalle de las finas hojas granates del acer Red Pygmy.

Otros arces destacados son los: dissectum Orangeola (bola granate por encima y verde por dentro al no darle el sol), Osakazuki, Emerald Lace, dissectum Tamukeyama, dissectum Waterfall (verde que se pone naranja), shirasawanum Moon Rise (hojas degradadas del verde al rojo), Crimson Princess de injerto bajo (junto a los nenúfares), shirasawanum Aureum bajo la sombrilla «que es precioso y está muy valorado» apunta Bárbara, shishigashira (hoja pequeña más dura, verde botella y retorcida), dissectum Garnet, Corallinum rojo-verde, Crimson Queen granate, Shaina, dissectum Seyriu, Red Pygmy más esbelto, Butterfly, Koto no ito —como el de Mario Argüelles— junto al dissectum Viridis, Skeeters Broom granate que cambia mucho de color con el dissectum Suisei debajo (verde claro) o el Trompenburg «que es mi favorito», señala su propietaria.

Espectaculares hojas de un acer palmatum Butterfy (variegado) cambiantes según la incidencia del sol: rosas, granates, verdes oscuras, blancas, amarillas…

Pero, como proyecto de futuro, «la idea es hacer un jardín japonés en miniatura» indica Bárbara, aprovechando aquellos huecos de los parterres con arbolitos de pequeño tamaño acompañados de ornamentación. Faltaba por saber de dónde provenía esa pasión a lo que responde que es porque «soy una amante de los viveros, tengo muchos libros de arces y voy cogiendo ideas de los que me gustan». Pero, como este mundo es un pañuelo y Gijón lo es más, curiosamente «mi afición a los arces fue por una visita a la casa de Carmen Armada», es decir, a la quinta de Peñafrancia (Deva), a los que hay en su jardín en espiral.

La risa y el asombro no pueden quedarse puertas adentro cuando un profano visita este jardín. ¿Por qué? Bárbara y Rafa tienen una auténtica UCI de arces en casa. Su jardín está salpicado de sombrillas, algunas lonas y toldos para dar sombra a los arces «porque son muy sensibles y no soportan el sol directo», recalcan. No hablamos de sombrillas entre los árboles, no, hablamos de árboles con su propia sombrilla puesta.

Colorista composición de dos acer dissectum verde y granate de 50 cm. de altura junto a la exuberancia de las azaleas. Joven acer Emerald Lace junto a la fuente de piedra.
Imagen principal - Colorista composición de dos acer dissectum verde y granate de 50 cm. de altura junto a la exuberancia de las azaleas. Joven acer Emerald Lace junto a la fuente de piedra.
Imagen secundaria 1 - Colorista composición de dos acer dissectum verde y granate de 50 cm. de altura junto a la exuberancia de las azaleas. Joven acer Emerald Lace junto a la fuente de piedra.

Respecto a la variedad de este joven jardín botánico, sin perder de vista que es una de las tres mayores colecciones de arces de España [y, sí, la tenemos en Gijón], podremos encontrar tanto plantas autóctonas como originariamente alóctonas. Dentro del inventario se recuentan dos manzanos, un limonero, una lima, una palmera canaria, un acebo, una magnolia soulangeana, azaleas, sulfinias, piracantas, gerberas, polígalas, camelias, begonias, agapantos, hortensias, rosales trepadores, peonías, clematis, varios boneteros, pitósporos de diferentes clases… En apenas 500 m2 se reúne un centenar de especies botánicas donde se juega estratégicamente con la transición de los portes desde e espacio dedicado a césped pasando por las plantas florales y las arbustivas hasta el cierre arbóreo. Ese «bosque», como ellos lo denominan, requiere una sensible elevación de la mirada. No hay planes de futuro por el momento ni nuevas incorporaciones a la vista, pero sí concluye Bárbara Cangas que «ahora voy a ser más selectiva, voy a elegir que sean rastreros».

Vista en detalle de las dos bolas de arces llorones verde y granate de medio metro de altura.
Imagen principal - Vista en detalle de las dos bolas de arces llorones verde y granate de medio metro de altura.
Imagen secundaria 1 - Vista en detalle de las dos bolas de arces llorones verde y granate de medio metro de altura.

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