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Como el tiempo pasa mucho más aprisa de lo que quisiéramos, y por añadidura la memoria se va acortando, no es de extrañar que quienes disfrutan del parque que en Pumarín lleva el nombre de nuestro personaje de hoy, con cierta frecuencia se pregunten: ¿Quién ... era ese Ovidio González Sirgo que da nombre al parque de solaz y recreo de niños, jóvenes y no tan jóvenes en la famosa zona de las mil quinientas? Cierto que un monolito con el nombre y una escueta biografía sirve de orientación para obtener la respuesta; pero no lo es menos que quienes conocieron a Ovidio González y disfrutaron de su amistad y se beneficiaron de su ingente labor social demandan unas líneas que le recuerde, por aquello de que «es de bien nacidos ser agradecidos».
Ovidio González Sirgo nació en el gijonés barrio de El Carmen el 31 de diciembre de 1912, y por ello es un buen momento para traerle a estas páginas. Fue el quinto de los seis hijos (cuatro mujeres y dos varones) de Blanca Sirgo y Arsenio González de Arriba, muy vinculado con la Izquierda Republicana. Regentaba una muy popular librería en la plaza del Seis de Agosto conocida como 'Librería de Arriba', y en ella comenzó a trabajar el jovencísimo Ovidio alternando son sus primeros estudios en la Escuela Municipal en el propio barrio donde ya conoció y disfrutó en sus juegos con eu vecino José González, que pasaría a la historia como 'El Presi', el más famoso divulgador de la canción asturiana.
Cumplidos los 18 años, comenzó a trabajar en la Fábrica del Molín, que seleccionaba el mineral que se extraía de las Minas de Buferrera en Covadonga, ubicada en El Natahoyo, donde conoció a la joven Encarna Noran Castaño, quien años más tarde sería su esposa. Llegada la Guerra Civil de 1936 luchó en los frentes de Bilbao, Santander y Llanes con el Ejército Republicano, por lo que al final de la contiende estuvo prisionero en un campo de concentración de Santoña, y luego fue trasladado al aeródromo militar de Villafría, en Burgos, donde trabajó de sanitario en la enfermería hasta su liberación definitiva el 28 de mayo de 1940.
Ya libre de guerras y prisiones volvió a trabajar en la citada empresa de mineral, que regentaba el que fue popular dueño de productos de belleza Visnu y del que nuestro personaje de hoy siempre guardó un buen recuerdo. Contrajo matrimonio con su compañera Encarna, ya citada y se establecieron en El Coto, donde nacieron sus dos hijos, Blanca Dora y Ovidio, quienes con el paso de los años le dieron dos nietos, Alejandro y Rubén.
Llegado 1961 la familia González Morán, matrimonio y dos hijos, inauguraron el piso que afortunadamente les correspondió en aquellas Mil Quinientas que por entonces tal parecía que estaban situadas entre Oviedo y Gijón. Hasta no faltaba quien afirmaba que por ser casas baratas durarían pocos años. Pero lo cierto es que nuestro personaje de hoy y su familia se encontraron como peces en el agua. Había mucho por hacer y ello sirvió para que Ovidio González Sirgo, cuya cultura e inquietud social pronto se dejó sentir entre sus convecinos, y en constantes reuniones amistosas pero con evidente interés por el futuro, da comienzo a un movimiento vecinal creando primero la Asociación de Cabezas de Familia, luego pasa a ser cofundador de la Asociación de Vecinos Severo Ochoa de Pumarín cuyo primer presidente fue su gran amigo Manuel de Andrés Fernández, más conocido como 'Manfer de La Llera' por su actividad literaria. En 1985 le releva en el cargo nuestro personaje de hoy, que permaneció diez años de presidente, llevando a cabo una ingente labor social. Creó la biblioteca pública municipal en las Mil Quinientas, consiguió una oficina de Correos en el barrio, gestionó la instalación de una Residencia Geriátrica, nuevo Centro Escolar, el ambulatorio de Pumarín y hasta un ansiado Pabellón Polideportivo. También logró que el Ayuntamiento asfaltase varias calles, que se mejorase el alumbrado y el mantenimiento de los jardines, que antes corría a cargo del vecindario. Fue tal la dedicación de Ovidio González Sirgo a las mejoras sociales que llegaron a llamarle 'el alcalde de Pumarín', y no es de extrañar, dado que su inquebrantable actividad le llevo a fundar la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón. Nuestro incansable personaje de hoy fue asimismo directivo del Centro Asturiano de La Habana con el presidente Isaac Vigil, del Ateneo Obrero con José Manuel Bolado, de la Coral Polifónica Gijonesa con Ceferino Yáñez y del Ateneo Jovellanos con José Luis Martínez, por lo que no es de extrañar los merecidos homenajes que recibió en vida, tanto de su Asociación de Vecinos de Pumarín como del Movimiento Vecinal de este Gijón del alma en un acto presidido por el alcalde Areces.
Ovidio González Sirgo falleció el 22 de mayo de 1995 a los 82 años. El 12 de marzo de 2001 el Ayuntamiento acordó dar su nombre al parque situado entre la avenida de Gaspar García Laviana y las Mil Quinientas donde el propio Ovidio residió con su familia. Fue inaugurado solemnemente el 26 de abril del mismo año. Es de justicia recordarle en estas páginas, y tampoco está de más atender la petición de los vecinos que solicitan la rehabilitación de la placa que le recuerda, por encontrarse muy deteriorada. Seguro que les harán caso, por aquello de que «año nuevo, vida nueva».
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