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Isidoro Cortina del Frade.
Isidoro Cortina

Isidoro Cortina

DE SOMIÓ A CIMADEVILLA ·

Recuerdo de un gran gijonés fallecido hace un año

JANEL CUESTA

Lunes, 2 de mayo 2022, 01:12

Aunque en abril ya sonaron buenas noticias de la deseada recuperación de las fiestas patronales, una de las más esperadas es El Cristo de la Abadía del que siempre se dijo que «es la primera romería que Dios nos envía». Hay que felicitar a los vecinos de Cenero, dado que el fervor religioso no exento de antañona tradición se ha visto plasmado en el porfolio que han seguido editando venciendo los problemas del momento que nos ha tocado vivir. Muchos gijoneses han contribuido a engrandecer no solo lo religioso y festivo sino la ancestral historia de una parroquia que conserva aún entre sus escritos y restos arqueológicos una importantísima historia de este Gijón del alma. Una de las que han contribuido con sus estudios, investigaciones y publicaciones, tanto en libros como en EL COMERCIO y en los interesantes porfolios citados ha sido Isidoro Cortina, nuestro personaje de hoy.

Isidoro Cortina del Frade nació en plena Guerra Civil, el 16 de noviembre de 1936, en Llames de Pría (Llanes), donde se encontraba su madre para protegerse lo más posible del conflicto bélico. Fue el primero de los seis hijos (dos varones y cuatro mujeres) del matrimonio formado por los gijoneses Isidoro Cortina Carriles, juez de profesión, y su esposa Carolina Frade Gutiérrez. Isidoro Cortina ya comenzó a destacar como buen estudiante tanto en el San Vicente de Paúl como en la Inmaculada, donde concluyó el Bachillerato para luego cursar estudios de Derecho en la Universidad de Cimadevilla con Fermín García Bernardo, previo examen en la Universidad de Oviedo. Luego realizó el doctorado en la Universidad de Navarra.

De Navarra a Gijón

El primer trabajo de Isidoro Cortina fue de inspector en el Cuerpo General de Policía en Gijón durante dos años, para luego por oposición en 1963 acceder al cargo de jefe de Identificación Criminal en el Cuerpo de Policía de Navarra. Él mismo llegó a manifestar que permanecer fuera de Asturias le sirvió para querer y sentir más aún la necesidad de conocer mejor la historia de 'su tierra'. Llegado 1969, siendo alcalde Ignacio Bertrand, obtiene por oposición la plaza de jefe de la Policía Local, donde merced a su notable labor al servicio de su ciudad llegó a ser reconocido por su ingente labor profesional, hasta tal punto que su figura se convirtió en uno de los personajes más conocidos y respetados de esta ciudad.

Dentro de lo profesional, Isidoro Cortina lo que hizo fue cumplir con su deber, por lo que tenemos que resaltar que aún tuvo tiempo para dedicarse a su pasión de historiador e investigador, llegando incluso a descubrir nuevos restos romanos en Cimadevilla; se adentró en la historia de San Julián de Lavandera, de las parroquias de San Juan de Fano, de Santa Eulalia de Baldornón, Santa María de Veranes y otros muchos, entre ellos la historia de la capilla de Nuestra Señora de Begoña o 'El Retorno a Oviedo de Martínez Marina' y, por supuesto, su no menor interés por la fotografía le llevó a poseer uno de los archivos más importantes sobre Gijón y sus personajes más relevantes. Fue, en definitiva, un reconocido historiador que no podemos olvidar, más aún cuando el 10 de mayo se cumplirá un año de su fallecimiento. Estaba casado con la profesora y soprano Margarita Pescador Benavente, omnipresente en eventos culturales y religiosos de la ciudad. Tuvieron tres hijos, Santiago, Pelayo y Miguel, que conservan con emotivo y lógico orgullo el patrimonio cultural llevado a cabo por su progenitor.

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