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O. SUÁREZ / P. SUÁREZ
Jueves, 21 de febrero 2019, 03:31
Entraron al banco muy temprano, de forma tranquila y con un plan perfectamente asimilado que les permitió huir con el botín a los pocos minutos sin levantar sospecha alguna entre los comerciantes del barrio. Sin embargo, la efectividad en la ejecución por parte de los ... dos atracadores que asaltaron el pasado martes la sucursal de Caja Rural de Asturias en la avenida de Portugal ha podido volverse en su contra. Este modus operandi tan estructurado es el hilo del que ya tira la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de cara a lograr identificar a los delincuentes que, según apuntan fuentes policiales, pueden estar relacionados con otros robos similares.
Por este motivo, desde la Comisaría de la Policía Nacional ya revisan su base de datos en busca de perfiles de delincuentes caracterizados por una forma de operar similar a la puesta en marcha en la sucursal bancaria del barrio de Laviada. Los empleados del banco, que fueron maniatados con bridas durante el robo, aportaron a los agentes una descripción aproximada de los atracadores que los presenta como dos hombres de entre 50 y 60 años con una estatura cercana a 1,75 metros. Poco o nada se sabe sobre sus rasgos faciales, pues ambos iban cubiertos con gafas de sol, bufandas y gorras, una muestra más de hasta que punto pulieron los detalles del atraco.
Se da la circustancia de que en febrero de 2011 se producía en la misma zona un robo con características muy similares. En aquella ocasión los tres atracadores, que acabaron detenidos meses después, llegaron a Gijón procedentes de Bilbao, su lugar de residencia, con un plan previamente preparado. Sobre las ocho de la mañana entraron en el bingo Sporting y, mientras uno de ellos vigilaba la puerta, los otros dos abordaron a la empleada de la limpieza, a la que maniataron con cinta americana. Cinco minutos más tarde hicieron lo mismo con otra empleada que llegó al local. Las dos quedaron bajo la vigilancia de uno de los ladrones, mientras los otros dos registraban el local.
Sobre las nueve y media llegó el consejero delegado de la empresa, al que también abordaron y amenazaron con la pistola para que abriera la caja de caudales, donde había 128.784 euros.
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