«La inteligencia artificial condicionará nuestras vidas durante años»

La mesa redonda organizada por la Cátedra Merkle de Ciencia de Datos y Marketing ayer en la Escuela Politécnica de Ingeniería llevaba por título 'El impacto de la Inteligencia Artificial' pero, a la vista de por dónde transcurrió el grueso de las intervenciones de sus cinco ponentes, bien podría haberse titulado 'El impacto del ChatGPT', tal y como señaló uno de los asistentes, que auguró que solo con ese cambio se habría llenado el Aula Magna.

La inteligencia artificial diseñada para mantener conversaciones, responder preguntas o escribir artículos, entre otros usos, que la empresa OpenAI lanzó el pasado mes de noviembre, ha supuesto «un salto cualitativo que es revolucionario». Así lo ve Asunción Valdés, de Merkle España: «Interactuar con un robot que tenga memoria me parece un superavance».

Antonio Bahamonde, director del Centro de Inteligencia Artificial de la Universidad de Oviedo, fue rotundo: «No creo que el ChatGPT sea inteligente», pero eso no le resta valor: «Abre un abanico muy amplio de usos», reconoció. Lo que Pelayo Arbués, Head of Data Science en Idealista, echó en falta es más formación: «Esto es una herramienta y, aunque parezca inteligente, tenemos que formarnos en cómo utilizarla».

La inteligencia artificial «nos va a condicionar la vida durante muchos años», advirtió el catedrático de Estadística Norberto Corral que coincidió con Julia Lastra, de Lingokids y profesora asociada del departamento de Estadística de la Universidad de Oviedo, a la hora de comparar su trascendencia con la que en su momento tuvo la revolución industrial.

En lo que hubo práctica unanimidad fue en la necesidad de regular los usos y aplicaciones de la inteligencia artificial.