Parte del equipo de Siloé con Pablo Puente, Beatriz Solís, Begoña Hernández, Rafael de la Torre y Santaclara, presidente de la fundación. Sentadas Vanesa Arbiza y Elena Pérez, en la sede de la entidad.

«La integración en la comunidad es la clave»

Siloé atiende a más de 1.200 usuarios al año, desde menores en riesgo y colectivos vulnerables a personas con diversos tipos de discapacidad

EVA FANJUL

GIJÓN.

Martes, 7 de enero 2020, 00:43

La fundación Siloé atendió a 1.197 personas en 2018, una cifra que se prevé superar en el recién acabado año. De ellas, 912 corresponden al programa de asistencia a colectivos diversificados Innuit, 275 al programa Chavales, de menores en riesgo, y 10 dentro del ... Hogar Jaipur, dirigido a personas con discapacidad.

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El programa Innuit y el alojamiento Jaipur tienen como principal objetivo la atención a población adulta en situación social de vulnerabilidad o exclusión con perfiles diversificados de discapacidad intelectual, drogodependencias, enfermedades crónicas y salud mental. En todos los dispositivos del programa de adultos se observan dos factores «transversales muy prevalentes, que son la enfermedad mental y la exclusión severa», apunta la trabajadora social de la fundación, Begoña Hernández.

La atención se lleva a cabo a través de diferentes recursos. Uno de ellos es la casa de acogida, una residencia sociosanitaria destinada a la atención integral de pacientes crónicos en estados avanzados. Otro de los recursos es el centro de día de reducción de daños Milsoles, donde se cubren las necesidades básicas de personas en grave exclusión social que padecen problemática de drogodependencia y salud mental. También el nuevo programa de Housing First, para personas sin hogar y la residencia Jaipur. A esto se suma las catorce viviendas del programa Prometeo de salud mental, donde «el concepto clave de la inclusión es la integración comunitaria», destaca el director de Siloé, Pablo Puente.

El programa de atención a la infancia de Siloé atendió hasta el 25 de octubre de 2019, 121 menores, 51 niñas y 70 niños, en situación de riesgo o desprotección moderada, así como 84 unidades familiares, que representan 286 personas.

El objetivo principal es mantener al menor en el entorno del sistema familiar para asegurar su normal desarrollo, algo que se consigue en el 98% de los casos. Para ello cuentan con dos tipos de recursos que son los centros de día y los hogares de día. Hay cuatro centros de día con veinte plazas cada uno, tres de ellos están en Gijón y uno en San Martín del Rey Aurelio. «Son modelos preventivos en los que se cubren necesidades formativas, emocionales, familiares y recreativas», explica Vanesa Arbiza, coordinadora del programa de infancia.

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Los hogares o centros de atención integral diurna, son la antesala a un centro de menores que cubren sus necesidades básicas y sanitarias. Hay uno en Mieres y dos en Gijón. «Acuden menores derivados por los servicios sociales, que están atravesando una crisis en la familia que conlleva que no se estén ejerciendo adecuadamente los deberes», explica la psicóloga Elena Pérez.

La premisa que guía a la fundación presidida por José Antonio Santaclara es «la autonomía». Para desarrollar esta amplia y compleja labor, la organización cuenta con un equipo multidisciplinar de cerca de sesenta profesionales, a lo que se suma el apoyo de veinticinco voluntarios.

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