El inspector de la Policía Nacional Pablo Martínez, en estado crítico por covid

El inspector de la Policía Nacional Pablo Martínez, padre de Triana y marido de Montserrat, condenadas por el crimen de la diputada del PP Isabel Carrasco, permanece ingresado en León en estado crítico como consecuencia del coronavirus. Si bien la Comisaría de Astorga, donde fue jefe durante años, confirmaba ayer por mañana su fallecimiento a la plantilla de funcionarios que fueron sus compañeros, la familia aseguraba por la tarde que permanecía con vida, si bien su estado es de extrema gravedad.

Lleva tres semanas ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) tras contagiarse de covid. Sus compañeros de la Comisaría de Astorga, de la que Pablo Martínez fue jefe durante años, llegaron a colgar una nota oficial en la que se leía: «Para conocimiento de toda la Comisaría, en el día de hoy, 26 de noviembre, ha fallecido nuestro compañero y jefe de la Comisaría, Pablo Martínez». La noticia de su supuesto fallecimiento llegó también a Gijón, donde tuvo su último destino antes de jubilarse en 2018. Fue su segunda etapa en la ciudad, pues con anterioridad, durante dos décadas, estuvo destinado en la misma comisaría gijonesa. De hecho, su hija Triana pasó toda su infancia y adolescencia en Gijón.

En 2014, cuando madre e hija cometieron el crimen de la diputada del Partido Popular Isabel Carrasco, Pablo Martínez era el jefe de la Comisaría de Astorga. Semanas después, dadas las circunstancias, solicitó el cambio de destino a Gijón.

Su mujer fue condenada a 22 años por ejecutar el crimen de la política, a quien consideraba su enemiga alegando un supuesto acoso a su hija. Confesó haber descerrajado dos tiros a escasa distancia tras seguir a la víctima desde su casa por la pasarela que cruza el río Bernesga. Fue gracias a un policía jubilado que la vio y la persiguió, por lo que pudo ser arrestada casi sobre la marcha como supuesta autora del crimen. Junto a ella fueron arrestadas también su hija Triana y una policía local, Raquel Gago, que les ayudó a construir el macabro plan para acabar con la vida de Isabel Carrasco.

Triana y Montserrat cumplen condena en el centro penitenciario de Asturias. Llegaron hace dos años procedentes de Valladolid, a donde habían sido trasladadas desde la prisión de León debido al mal comportamiento y a los enfrentamientos que tenían con otras reclusas y con las funcionarias.

Pablo Martínez llegó a declarar en el juicio que a su mujer y a su hija «las engañaron cuando las detuvieron, una práctica muy habitual en la brigada de Homicidios entre la gente mayor». Solo dejó de visitarlas en la cárcel cuando cayó enfermo hace un mes.