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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Jueves, 5 de septiembre 2019, 01:28
«Es un orgullo que tus compañeros te reconozcan después de toda una vida, un colofón a una trayectoria profesional de muchísima dedicacion y que no hubiera sido posible sin mi mujer, Elena». Domingo González Sastre recibe mañana la insignia de oro del Colegio de Abogados de Gijón por los cincuenta años de colegiación, una distinción que le llega después de una carrera profesional iniciada en las aulas de la Universidad de Oviedo y de la escuela de don Fermín en Cimadevilla -«una persona maravillosa», lo recuerda- y que ha estado durante más de tres décadas estrechamente ligada al Colegio de Arquitectos de Asturias, entidad para la que ejerció como letrado único.
Nacido en plena calle Corrida hace 80 años, fue a los 29, después de un periodo como juez suplente del juzgado municipal y de la magistratura, cuando fundó su propio despacho que hoy continúa su actividad en la calle de Los Moros con uno de sus tres hijos al frente. De trato excelente y vastos conocimientos jurisprudenciales, sus muchos clientes atesorados a lo largo de toda una vida lo recuerdan como «un abogado magnífico, un gran profesional de los que sabes que no te va a fallar, es muy buen abogado y, sobre todo, muy buena persona».
Por sus manos pasaron todas las reclamaciones relativas a edificios y contrucciones de la región, defendiendo a los arquitectos en procedimientos tanto penales como civiles, a lo que se sumaron las colaboraciones como con otras entidades, como el Ayuntamiento de Gijón. «Fue un trabajo que te obligaba estar muy al día de la jurisprudencia, de los cambios continuos, de las novedades...», dice.
Ahora, aunque la salud y la plena lucidez le acompañan, ha dado un paso atrás en lo que al ejercicio de la abogacía se refiere. «El mundo es de los jóvenes, que tienen toda la fuerza del mundo para tirar para adelante. A mi edad ya estoy para tomármelo con más calma», considera. No obstante, continúa siendo un referente de su despacho y un faro en el que los letrados ejercientes se fijan y consultan de los casos que llevan entre manos.
Pero si de algo está orgullo Domingo González Sastre es de su familia. «Tengo una mujer a la que adoro después de cincuenta años, tres hijos, tres nueras que son como si fueran hijas y siete nietos que aunque dan algo de guerra son una delicia», bromea. «Mi familia es la suerte de mi vida, estoy muy agradecido por ello y además es que por fortuna todos viven en Gijón. Ninguno se ha marchado a trabajar fuera, así que estamos mucho juntos», argumenta. Con todos ellos acudirá mañana a recibir la insignia de oro del Colegio de Abogados durante el acto tradicional que se celebrará en el Real Club de Regatas con motivo de la patrona, Nuestra Señora de Covadonga.
Junto a Domingo González Sastre estarán el medio centenar de compañeros que recogerán los diplomas de hornor por haber alcanzado los 25 años de colegiación y ejercicio de la abogacía en el partido judicial de Gijón, así como numerosos representantes del gremio.
El programa festivo del Colegio de Abogados de Gijón empezará a las cuatro de la tarde en las instalaciones del Sporting en Mareo con el habitual y disputado torneo de fútbol entre el equipo de colegiados de Gijón y los del colegio de Oviedo. A las siete y media de la tarde se celebrará la jura de los nuevos abogados y a continuación, a las 20.15 horas, tendrá lugar la misa en la iglesia parroquial de San Pedro en memoria de los letrados difuntos.
A partir de las 21.15 horas, los festejos se desarrollarán en el Club de Regatas, con una cena de confraternización, la entrega de la insignia de oro y los diplomas y un baile que se prolongará hasta la madrugada.
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