El informe sobre la plaza de toros de Gijón recomienda obras, aunque no ve peligro de colapso

El informe, al que ha tenido acceso EL COMERCIO, viene a avalar aquella decisión aunque rebaja la rotundidad de aquel primer estudio encargado por el Ayuntamiento. Dice, literalmente, que «el estado actual supera los estados límites de servicio, en aspectos estéticos, funcionales y de durabilidad, lo que compromete la satisfacción de los usuarios en primer lugar, y al propio edificio en segundo lugar, pero sin poner en riesgo la seguridad de las personas».

Esta es precisamente la conclusión del dictamen que rebaja lo que decía el que elaboró la empresa Rebollo, el cual afirmaba que había una parte del graderío que podía dar lugar a hundimientos debido a los asentamientos del terreno. Básicamente decía que no iba a colapsar, pero que podía generar una «situación de pánico». Este informe que fue el que desencadenó el cierre de la plaza fue puesto en duda por el servicio municipal de arquitectura, que emitió otro y que dijo que «los indicios puestos de manifiesto por Rebollo no parecen determinantes ni suficientes en sus conclusiones». Se solicitó la elaboración de otro más completo, el presente, que ha tardado seis meses en conocerse.

Coordinado por Raúl Quijano, y con la participación de Ángel Víctor González Pando y Egoitz Estébanez, recomienda intervenir para que la situación de la plaza de toros no vaya a peor, aunque deja claro que no se está comprometiendo la seguridad de las personas. «Procede hablar de consolidación gradual, en contraposición con el término previamente empleado de hundimiento», se puede leer en el dictamen. En este sentido se explica que «no se han encontrado huecos bajo las gradas que puedan ser causantes de movimientos instantáneos, si bien hay zonas más blandas y otras más duras debido (entre otros) a la naturaleza plástica de algunos materiales de relleno, que no se reparten de manera homogénea en todo el graderío».

También se aborda la medida en la que haya podido influir las obras que se hayan acometido en los alrededores del inmueble. Aquí lo primero que viene a la cabeza es la estación vinculada al túnel del metrotrén, aunque también viviendas con garajes subterráneos. «No se han apreciado interferencias de este tipo», concluye. Aunque se observa la proximidad del trazado del metrotrén a la plaza, incluso la presencia de una estación apantallada, el dictamen dice que no tiene «influencia en los niveles piezométricos».

El documento rebaja bastante el nivel de alarmismo municipal dado que, según subrayan los técnicos, en «las gradas no se encuentran en situación de colapso estructural», y que por tanto, «no hay necesidad (entendida esta necesidad como una obligación relacionada con la integridad del edificio y de sus ocupantes) de intervenir en ellas más allá de las labores de mantenimiento, reparación, mejoras puntuales y conservación, que se han visto agravadas por el prolongado periodo de inactividad».

El dictamen tampoco pasa por alto la forma en la que «la vegetación y el descontrol de las aguas de lluvia son factores perjudiciales para la durabilidad de los graderíos, en la medida que reducen la capacidad resistente de los rellenos bajo las gradas», aconsejando actuar sobre ellos. Este diario ya publicó el 9 de diciembre unas imágenes del interior de la plaza tomada por la vegetación tras más de un año cerrada y sin actividad. Este asunto será motivo de confrontación en el próximo pleno del miércoles dado que el edil de Ciudadanos, Rubén Pérez Carcedo, ha registrado una pregunta sobre el «abandono de la plaza de toros por el equipo municipal».

Entre tanto, desde Obras Públicas ya se trabaja en la presentación de un proyecto de rehabilitación, que podría incluir un techumbre, de tal forma que se pudiera aumentar su uso. La intención es presentarlo a una convocatoria de fondos europeos para bienes inmuebles de la patrimonio histórico y con la que podrían llegar a conseguirse tres millones para acometer la remodelación.