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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Sábado, 19 de febrero 2022, 00:29
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha realizado un estudio, encargado por la subdirección general de Aire Limpio y Sostenibilidad Industrial, para analizar ... las fuentes de la contaminación que padece la zona oeste de Gijón. En especial, las partículas PM10. Su conclusión no sorprende a nadie, ya que indica que la principal fuente de polución tiene origen siderúrgico, es decir, focaliza el problema en las instalaciones de ArcelorMittal.
Para realizar este trabajo, se contó con la colaboración de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) y el 28 de mayo de 2019 comenzó el muestreo de partículas PM10 en la parroquia de Jove, que finalizó el 26 de septiembre de 2020. En total, se recogieron 448 muestras.
El análisis realizado por el CSIC concluye que durante ese periodo, los valores límite marcados por la normativa (50 microgramos por metro cúbico) se superaron en 44 ocasiones, pero se descontaron los llamados episodios de aportes transfronterizos, es decir, los aportes de aire africano o calimas. Una vez hecha esa operación, resulta que las superaciones quedaron en 35, justo el máximo anual marcado por la legislación.
De la composición química de las muestras, los análisis reflejan que el 26% se trata de material mineral, el 19% es materia orgánica y el 13%, aerosoles. El informe resalta «las elevadas concentraciones» de hierro, sobre todo en lo relativo al hierro industrial. Ello se debe, según el documento, «a la influencia de la industria siderúrgica». Otro dato que aporta el informe es que «se observa una elevada correlación entre las concentraciones entre hierro industrial y calcio, apuntando a una fuente común para ambos elementos», que, según apunta, «podría proceder del proceso siderúrgico». Otros elementos que aparecen en elevadas concentraciones en los análisis de las partículas PM10 recogidas en la zona oeste son carbono elemental, arsénico, sodio y cloro, y son relativamente elevadas en cadmio, cesio, plomo, talio y zinc. Todo ello vuelve a sugerir «contribuciones importantes de fuentes relacionadas con la industria siderúrgica», es decir, con la factoría de ArcelorMittal radicada en Gijón.
Hay dos de estos elementos que también apuntan a otro origen de la contaminación. Se trata de las altas concentraciones de carbono elemental y del arsénico, que «sugieren la presencia de una fuente con carbón, que podría asociarse al movimiento de graneles de carbón del puerto, los parques de carbón o al uso de carbón o derivados (coque de carbón) como combustible».
Otro asunto relevante es la concentración de materia crustal, es decir, la que lleva depositada en el suelo desde hace bastante tiempo. El documento indica que es «destacablemente alta» y «mucho más de lo esperado para un entorno con el clima atlántico como el de Gijón». Eso apunta a «la existencia de una fuente antropogénica emisora de materia mineral».
El problema de esta materia crustal es que con efectos como el viento o el tránsito de vehículos provocan su resuspensión, es decir, que vuelven al aire. Esto se puede unir a la contaminación procedente de una fuente difusa local, asociada generalmente al tráfico de vehículos, debido al desgaste de los frenos y las ruedas. Todo ello hace que se favorezca la resuspensión de las emisiones industriales depositadas a lo largo del tiempo sobre el firme de rodadura conjuntamente con los mencionados productos de abrasión de los vehículos.
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