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Inclusión y compañerismo a través del amor por el fútbol

Inclusión y compañerismo a través del amor por el fútbol

Pioneros. Cadetes del Club Montevil realizan un primer entrenamiento con jóvenes que practican deporte adaptado

EVA HERNÁNDEZ

Viernes, 2 de junio 2023, 00:25

El amor por el deporte supera muchas de las barreras que la sociedad cree imponer en ocasiones. Un ejemplo de ello fue el entrenamiento que tuvo lugar ayer en el Campo Municipal de La Llosa C.D. Montevil, donde se juntaron el grupo de la Escuela de Deporte Inclusivo y los cadetes del Club Deportivo Montevil.

Vestidos con las camisetas de cada agrupación fueron saliendo de los vestuarios los integrantes de la Escuela, 14 jugadores desde los ocho hasta los 45 años. Ilusionados, entraron en el campo para encontrarse con los dieciséis cadetes y, sin perder el tiempo, empezaron a ponerse en movimiento varios balones por todo el campo: unos escogían tirar a portería, otros comenzaron a jugar un rondo y los más competitivos veían quién era capaz de hacer más toques con el balón.

Mientras tanto, un griterío en el que se animaban unos a otros empezó a surgir bajo el intenso sol: «vamos», «muy bien», «dale con un poco más de fuerza», «inténtalo de nuevo».

«La idea surge porque la semana pasada los vimos jugar juntos antes de sus respectivos entrenos» «El deporte que realiza la escuela es adaptado pero no inclusivo, queremos poner el foco sobre ello y reivindicarlo»

La idea de este primer entrenamiento inclusivo surgió justamente por los jugadores, «todo esto comienza porque la semana pasada, los de la Escuela estaban entrenando en medio campo y los cadetes en el otro medio. Antes de comenzar los respectivos entrenamientos se pusieron a pelotear juntos», explica José Vallín, coordinador del Área Social del Club Deportivo Montevil. Fue entonces cuando a los entrenadores se les ocurrió juntarlos para que trabajaran en equipo, «normalmente en la escuela realizan un deporte adaptado, pero no inclusivo, de esta manera queremos hacer una pequeña reivindicación y poner el foco en la inclusividad», señala Vallín.

Lo principal, pasarlo bien

Aunque la idea principal era, por encima de todo, «que lo pasaran bien», la iniciativa también esperaba que «los cadetes sean un símbolo para los 24 equipos del Club Montevil. Queremos que los 340 jugadores que lo forman sean sensibles y aprendan los valores que intentamos trabajar desde el área social».

Para poder impulsar la Escuela Inclusiva se firmó un convenio con la Asociación Alarde. Su presidenta, Clara González, cuya hija participó en el entrenamiento, es consciente de «la gran importancia que tiene el deporte» y asegura que es una forma de que «se relacionaran», además de que competir «les vuelve locos».

Y si bien la Escuela reúne una variedad de deportes, algunos como Rubén tienen «predilección por el fútbol», como comenta su padre Fernando Taladrid, quien le acompañó al entrenamiento y, aunque Rubén fuera vestido con la equipación del Sporting, cuando vio que tenía para entrenar su propia ropa del Club de Montevil no pudo ocultar su enorme alegría. Diego, hijo de José Antonio Díaz es también amannte del balompié aunque eso no impide que practique «baloncesto y tenis, todo lo que tenga una pelota», deportes que le permitían «relacionarse bastante» y con los que lo «pasaba muy bien».

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