Huracán Raphael en Gijón

Raphael llegó con el tiempo justo al Jovellanos, pero aún así tuvo tiempo para atender a los medios en una breve entrevista en la que dio su opinión sobre el panorama actual (el de hace 25 años) del mundo musical español. Resultado: desalentador. «Faltan autores (...), seguimos estando los de siempre», aseguró. «Julio, Joan Manuel, Víctor, Miguel, yo mismo... y el tema de mujeres está peor». No atinaba Raphael a decir ni un solo cantante de calidad que hubiera surgido en los 90. «Si me dijeras actores, o actrices... Cómicos, vaya, pero cantantes, (...) pues no».

No hacía mucha falta: él solo colgaba el 'no hay billetes', también aquel día en el Jovellanos, lleno, dijimos, de «un Gijón entre folclórico y nostálgico» que acudió a ver su último espectáculo, 'Desde el fondo de mi alma', broche de oro de una carrera de siete lustros. «Folclórico porque ese público no es del que compra discos -no, al menos, de Raphael-, que al linarense hay que verle además de oírle, y nostálgico porque en las caras de muchos de los allí presentes se notaba la añoranza de la España del seiscientos y los toros, de Manuel Benítez y también, por supuesto, de Raphael».

Aquello fue, más que un concierto, toda una reunión social. Raphael llevaba sin actuar en Gijón diez años. En 1985 lo hizo en el Jovellanos; «el año anterior, en 1984, había llenado de admiradores e incondicionales el Arango». Se daban cita ahora, en el patio de butacas, «el periodista radiofónico Manfredo Ávarez (...), acompañado de su madre Líber Menéndez, una confesa admiradora del cantante»; «chigreros conocidos como Justo José Cuesta, Covadonga Rodríguez y Pedro del Río; también estaban Carlos Frade y Elena Moreno, escayolada, porque se cayó cuando practicaba esquí (...) y Arancha Pañeda», y muchos más.

Cayeron 48 temas. Todo un huracán que se atrevía hasta con la política: no le dolían prendas a Raphael en reconocer que había votado al PP. «Tenía que haber ganado con más ventaja, y es que hay que darle una oportunidad al cambio. En USA un presidente, con suerte, es reelegido una sola vez y luego, a jugar al golf en Palm Beach».