OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Martes, 11 de diciembre 2018, 02:01
Ocurrió poco antes de las 10 de la noche del viernes. Una chica que caminaba sola por el paso subterráneo del puente del Piles, que comunica el Muro con el parque de Isabel la Católica y el 'kilometrín', fue abordada por un individuo al que no conocía. La intentó estrangular y a punto estuvo de conseguirlo de no ser por la rápida intervención de un hombre que justo en ese momento transitaba en bicicleta por el mismo lugar.
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El testigo no lo dudó ni un segundo, se apeó de la bici y se dirigió directamente hasta donde el atacante estaba apretándole el cuello a la víctima. Ella estaba inmovilizada y paralizada por el miedo. No notó la presencia del individuo hasta que lo tuvo encima, por lo que no pudo ni siquiera tratar de echar a correr.
Pero el agresor no solo se conformó con intentar estrangular a la joven. Sacó una navaja que llevaba oculta entre la ropa y amenazó con ella al ciclista para que le dejase cumplir con el objetivo que se había propuesto. No lo logró por la rápida intervención del testigo, que puso en riesgo su propia vida para ayudar a la chica, y porque pocos minutos después se personaron en el lugar dos agentes de la Policía Local que se encontraban patrullando en las inmediaciones. Redujeron al atacante y requirieron la presencia de refuerzos.
Cuadro de nerviosismo
La víctima no resultó herida, si bien presentaba un importante cuadro de nerviosismo debido al terrible episodio que le tocó vivir. Fue asistida por los técnicos del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) mientras el atacante era conducido a los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional. Se trata de J. C. B. G., de 49 años y vecino de Laviada. Al parecer se trata de una persona con problemas mentales que ya con anterioridad había protagonizado episodios violentos.
Se da la circunstancia de que los hechos tuvieron lugar a escasa distancia de donde el verano de 2004 un perturbado mental, Ramón del Barrio, degolló a un niño de seis años que jugaba junto a la pajarera del parque de Isabel la Católica. Sufría una esquizofrenia paranoide para la que no recibía medicación. El Principado fue condenado a indemnizar con 70.000 euros a la familia como responsable de la falta de control médico al enfermo mental.
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