Hogueras purificadoras llaman al verano

La arena de Poniente estaba húmeda por la lluvia. Paraguas y chubasqueros eran los mejores aliados para los cientos de personas que primero se refugiaban bajo los soportales y después fueron acercándose al arenal mientras la lluvia seguía cayend intermitente. Los más valientes, cómo no, eran los jóvenes. Cargados de apuntes, cartones, palés y, sobre todo, de ganas de folixa eran los únicos que se atrevían a encender sus fogatas en la arena. «¡Se me resiste!», exclamaba un chico, divertido pero sin cejar en el intento. Poco después de las once ya ardía el fuego de un grupo de unos 30 chavales de entre 15 y 16 años del San Lorenzo y el IES Emilio Alarcos. «Encontramos varios palés de la que veníamos y con eso y los apuntes la montamos, porque teníamos muchísimas ganas de hacer una hoguera», explicaba Karen Bernabel Hinojosa. «Han sido dos años difíciles y después de tanto estudiar en casa es el comienzo perfecto del verano». A su lado, su amiga Gabriela Guillén Morales sostenía un folio con sus deseos para lanzar a las llamas: «Mucha salud, felicidad y que los buenos amigos se conserven».

Mientras el público se agolpaba en torno al perímetro de la hoguera oficial, cerca de treinta miembros de la banda de gaitas Villa de Xixón arrancó a tocar su repertorio, acompañados por el baile de Santa Ana. «Parece que en San Xuan siempre acaba lloviendo», decía resignado su director, José Luis García. Tras ellos, llegó el turno de la banda de gaitas Noega.

«Es algo contradictorio eh, hoguera y lluvia», comentaba alguno de los asistentes. La pequeña pira de Jonathan López ardió sin problema: lo complicado era mantenerla para poder quemar en ella, decía su mujer Joselyn Luna, la covid y todo lo malo que está viniendo ahora». «Quiero ver cómo son los fuegos porque ya casi no me acuerdo», confiaba su hijo Daniel, de 8 años. Su prima Dayana escribía sus deseos: «Que mi papá pueda venir de Ecuador y que él y mi mamá me protejan mucho».

«Aunque llueva cuatro gotas, San Xuan es un día especial para estar con los amigos, es la primera fiesta de tantas que vienen en verano», señalaba el joven langreano Miguel Guitsdo, de 22 años. En Ucrania, explicaba Victoria Ponoomarenko, hay una fiesta similar a San Xuan por estas fechas, Ivana Kupana. También se saltan hogueras y se celebra junto al mar. Ella, que lleva tres años en España y vivió ayer su primer San Xuan en Gijón, no dudó a la hora de pedir un deseo: «El de todos los ucranianos: que se acabe la guerra».

Los fuegos, unos 170 kilos y alrededor de 600 unidades de disparo, fueron recibidas por una exclamación unánime. Quince minutos de colorida pirotecnia que se vio a la perfección y una estruendosa y muy aplaudida traca final que dio paso al encendido pirotécnico de la hoguera. Cundió el pánico. Luego prendió.Cada vez más. Y se extendió el júbilo. Cuando se derrumbó la pira a las 12.30 una salva de aplausos lo celebró. Como en Mareo, Cimavilla, Contrueces, Arbeyal y La Camocha. Todos celebraron el fuego.