MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Viernes, 27 de septiembre 2019, 17:00
Fue el 20 de noviembre de 1994 cuando el alcalde Vicente Álvarez Areces y Rafael Lobeto Lobo, director general de la Marina Mercante, dieron la bienvenida al 'Helimer Cantábrico'. Quedaba establecida la base del helicóptero de la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo (Sasemar) en Gijón. Desde entonces, cuando se operaba con un Sikorsky S61N, son innumerables sus intervenciones en misiones de rescate. Pronto le llegó el reconocimiento de toda la ciudadanía y de los hombres y mujeres de la mar. Pero también hubo de afrontar momentos duros.
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Uno de ellos llegó en 2005, cuando Sasemar pretendió trasladar la base al aeropuerto de Santander. Toda la sociedad asturiana se movilizó para evitarlo y lo consiguió, ya que lo consideraba como algo propio. Así sigue siendo. La relación entre Asturias y la dotación del 'Helimer Cantábrico' sigue afianzándose día a día. «Nos sentimos muy queridos por la gente», asegura el coordinador de la base, Jorge Fernández Alonso, y lo fundamenta en que «ven la ayuda que prestamos a los profesionales de la mar, que se sacrifican y tienen sueldos pequeños. Somos la única ayuda con la que cuentan en caso de problemas. Creo que la gente ve la calidad humana de nuestro trabajo».
En la base de El Musel están alerta 24 horas al día y 365 días al año. «Todos saben que lo vamos a dar todo por ayudar por muy malas que sean las condiciones para hacer nuestro trabajo. Por eso, nos sentimos muy queridos», remarca Jorge Fernández.
Pero Asturias cuenta con muchos kilómetros de costa y gran parte de ellos, con enormes dificultades para realizar rescates. «En la mar pueden pasar muchas cosas y los primeros en llegar vamos a ser nosotros», explica el coordinador. La dotación del 'Helimer' ha observado en los últimos años que los profesionales de la mar tienen cada vez más conciencia de los peligros a los que se enfrentan y adoptan medidas de protección personal. «Los principales responsables de que les podamos prestar ayuda tienen que ser ellos mismos», indica Jorge Fernández, en alusión a que los tripulantes tienen que hacer todo lo posible por mantenerse con vida hasta que llegue la ayuda. Pero últimamente han detectado otro problema que se está repitiendo con regularidad.
«Vemos que cada vez hay más accidentes en la pesca litoral, la gente que pesca en los acantilados». El problema es que se caen al agua sin ninguna medida de protección y resultan muy difícil de localizar. El coordinador de la base asegura que «hay material de protección muy barato y es absurdo que alguien pueda morir por no haber gastado menos de 50 euros que es lo que cuesta un chaleco autohinchable». En el 'Helimer' saben que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte: «En la pesca en acantilados y pedreros, la gente debe ser precavida. Ocurren muchos siniestros y necesitamos 20 minutos para llegar al lugar. Por eso necesitamos que la gente pueda aguantar ese tiempo». Lo que está claro es que los 21 miembros de la dotación de la base de El Musel seguirán trabajando. Y siempre con su lema: 'El eco del valor resuena eternamente'.
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